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— ¿ Te duele la mano ?... ¿ él te la hirió ? — Kaisey preguntó preocupada ante la atenta mirada de su único hijo a la palma de su mano, como si tratara de ver más allá de ella.

Felix apartó la mirada por unos segundos para enfocarse en su madre, su contestación fue un movimiento de cabeza dando a entender que estaba bien pero después de eso volvió a mirar curioso su mano. Oliver llegó hace unas horas a la pequeña casa en un estado reprobable, balanceándose a la izquierda y la derecha, caminando torpemente, tropezando con nada hasta que finalmente pudo llegar a un sofá viejo y caer en este, a los segundos se escucharon fuertes ronquidos indicando lo borracho que se encontraba para quedar dormido apenas tocó la tela desgastada del mueble.

Felix y su madre estaban esperando a que despierte para poder irse a dormir ellos también, no tenían el permiso de dormir si el "jefe del hogar" no estaba durmiendo en su habitación. Tanto madre e hijo estaban sentados cerca de la entrada a la cocina con sus espaldas apoyadas en la pared. Felix abrazando sus piernas con una mano ya que la otra estaba siendo interrogada por sus ojos en busca de alguna respuesta a una duda que ni él sabía cuál era.

La señora Lee, por otro lado, tenía las piernas cruzadas en el suelo analizando a su hijo tratando de ver también que andaba mal con su mano para que no le haya quitado la mirada de encima por un buen rato.

El menor pasó su pulgar por sus dedos teniendo una fresca pero a la vez cálida sensación ante el toque. La razón por la que analizaba su mano como un científico que hacía experimentos para una nueva vacuna ante un nuevo virus era porque, por primera vez en sus dieciocho años, sus dedos picaban por el contacto de alguien, un alguien que tenía nombre y apellido.

Hwang Hyunjin.

Después de que él mismo tomara la iniciativa entrelazando su dedos con los de su mejor amigo no pudo parar de intrigarse el por qué y cómo había hecho eso. En un principio fue para darle mayor comodidad a Hyunjin ya que parecía que su muñeca se iba a torcer si seguía sujetando su mano de la primera forma, convencido de eso dejo pasar su acción y siguió apreciando como la noche se apoderaba del cielo. Segundos después fue cuándo su cerebro se preguntó cómo lo había hecho si a leguas se notaba que no podía estar a menos de un metro cerca de alguien.

Pero Hyunjin no era un alguien común, era un alguien especial.

Se sintió extraño, no le causo ni repugnancia ni temor un toque tan íntimo como ese, lo que quería era estar así para siempre, sintió una calidez y protección inigual a cuándo solo sujetaba su mano sin entrelazar sus dedos.

Volviendo al presente, aún podía sentir los largos y firmes dedos entre los suyos, apretando tan perfecto para sentirse seguro y en un hogar armonioso. Hyunjin tenía ese algo que ninguna persona, ni su madre habían podido lograr provocarle. Siempre odio la chillona alarma proveniente del teléfono del castaño la cuál les avisaba que su tiempo juntos había tocado fin, pero esta vez fue diferente, esta vez la odió más que nunca. Aquel fuerte sonido provocó que ambos es soltaran dejándole una fea sensación de frío a Felix.

Tal vez eso se sentía tenerle cariño a alguien.

Sus brazos suplieron una cómoda almohada cuándo los apoyo en sus rodillas para que estos sirvan de soporte a su cabeza, tenía sueño, mucho sueño pero el temor a ser golpeado era más fuerte, solo quería dormir y dormir, sabía que su madre estaba igual cuando la vio cabecear. Con una bocanada que le sirvió para calmarse y no quedar dormido acomodo mejor su mejilla en sus brazos, realmente estaba a punto de caer rendido por el sueño.

Always with you ʰʸᵘⁿˡⁱˣWhere stories live. Discover now