II

19 2 1
                                    

El ensordecedor ruido del whonk lo saco de su ensoñación, obligándose a cubrirse los oídos con la almohada.

—A despertar, hay que aprovechar el día

Gruñó cuando la luz del sol golpeó su rostro dándose la vuelta para lograr alcanzar su celular junto al peluche.

—Son las ocho de la mañana —se quejó en un bostezo, cubriéndose por completo con la manta.

—Lo sé, quise dejarte dormir hasta tarde

—Esto para nada es tarde —refunfuño entre la manta, acurrucándose para poder volver a dormir.

Otro golpe al platillo de cobre, ahora más cerca de él, lo hizo dar un salto, encontrándose de frente con la mirada autoritaria de su tío.

—Arriba, arriba, hay mucho por hacer el día de hoy

Canturrio el mayor saliendo de la habitación, haciendo sonar el wonk a ratos.

—Tú que me ves —hablo molesto al muñeco dándole un golpe.

Hacer la limpieza del templo nunca estuvo en sus planes, y sin duda nunca pensó que sería tan agotador, antes del desayuno ya había fregado los pisos, limpiado cada uno de los artefactos de meditación de su tío y pulido cada uno de los adornos de oro.

Para el medio día se encontraba envuelto en un gi blanco en el dojo en la parte trasera del monasterio, siendo derivado vergonzosamente por del dummy.

—Deplorable, he entrenado a niños que lo hacen mejor que tú

—¿No puedes ser más condescendiente? No hago esto desde que era pequeño —se excusó poniéndose de pie—. Y porque un monasterio tendría un dojo, ¿no se supone que es un lugar de paz? —se quejó, negándose a lastimar más su ya herido ego.

Wu se puso de pie, sosteniendo con firmeza su bastón, realizó una seña en dirección de la vieja pintura que colgaba de la pared.

—Nuestra familia alguna vez fue reconocida en Ninjago —comenzó a contar el mayor.

Rodó los ojos a sus espaldas, no tenía interés en escuchar la historia.

—Hubo un tiempo en el que los demonios habitaban libres esta nación, su influencia era tal que podían cruzar a través del límite y herir a los humanos, al no pertenecer a este mundo era imposible detenerlos. En ese momento dios bendijo a nuestra familia con un don, el poder de interactuar con lo que está del otro lado

Wu dirigió su bastón hacia el retrato de aquel antepasado, una pintura que apenas prevalecía gracias a los cuidados que por décadas se le habían dado. Una pintura que era importante para su familia, y que él no podía más que odiar.

—Zhao Zheng ayudo al emperador a desterrar a los demonios de regreso a la orilla lejana, y sus descendientes hicieron lo mismo. El don que posees es el legado más grande de nuestra familia

—¡Pero yo no lo quiero! —grito harto, se dio cuanta de lo que hizo al ver la mirada disgustada de su tío— lo siento, no quise gritarte, es solo que tú, mamá y papá siempre lo dicen, debería de sentirme orgulloso, pero no puedo —se sinceró— desearía que hubiera una forma de sacarlo de mí

—No puedes esperar liberarte de algo que no eres capaz y ni siquiera te esfuerzas en comprender. Los espíritus no te dejan porque no eres capas de controlar tu mente y cuerpo

Se cubrió torpemente la cabeza esperando retener el golpe del bastón, cosa que no funciono.

—No eres capaz de trazar un límite este tú y ellos, y de seguir así —dio un suspiro pesado— no quisiera que entendieras eso al estar frente a uno de ellos

Murning GraveWhere stories live. Discover now