Introducción

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Emma pov.

Letras y letras escritas por las páginas de las noticias en el periódico, miles de anuncios y empleos con pagas mínimas y aún así son trabajos no tan cargados como el que Mike había tomado.

"¿Estás seguro de que tomarás el empleo? No te digo que no pueda encargarme de Abby, pero no se si sigas capacitado como guardia después de todo lo qué pasa por tu mente, Mike", dije poniendo mis manos en la cintura.

Era amiga de Mike desde hace un tiempo, ambos habíamos asistido a la misma escuela de policía, sin embargo yo me salí antes de terminar la carrera, no me veía haciendo este tipo de trabajo en un futuro, además siempre tuve la idea de que los policías usualmente eran unos cerdos. Experiencias pasadas. Supongo que al entrar en la academia lo hacía con el afán de marcar la diferencia y demostrar que no todos son igual de pesados. Mike se había hecho mi amigo porque claro que el también quería hacer esa misma diferencia, el tenia mas razones, y con ello también un hambre de venganza y justicia.

"No tengo otra opción, Emma. No tengo el dinero suficiente para seguir pagando las cuentas, la escuela de Abby y... han venido. Nuestra tía ha insistido en traer a alguien que vea las aptitudes del lugar y compruebe que Abby no puede vivir en estas condiciones. No me permitiré perder a otro hermano más."

Cuando se trataba de seriedad Mike manejaba bien el tono, y entendía perfectamente a lo que se refería.

"Lo sé... Me quedare aquí de una vez si es posible. Si necesitas cualquier cosa llámame y no dudaré en ir al local, obviamente llevaré a Abby conmigo. Si es muy tarde apuesto a que se irá dormida."

"Gracias Emma. Te debo una grande."

Y aunque Mike no fuera del tipo afectivo, conmigo podía serlo, así que agradeció con un abrazo. Y déjame aclarar que Mike daba los mejores abrazos del mundo, al igual que la pequeña de los Schmitt. Quien venía saliendo de su cuarto, y al verme ha abierto sus ojos con esa dulce alegría que los niños irradian cuando ven una juguetería o simplemente algo que les encanta.

"¡Emma!", corrió hacia donde nosotros y se unió al abrazo. "Quieres ver los nuevos dibujos que he hecho? Tengo mucho que contarte sobre mis amigos."

Al oír esto, Mike hizo una cara de frustración. Abby tenía amigos imaginarios, no la culpo, pues yo de pequeña también tenía varios, pero la forma y veracidad con la que Abby hablaba de los suyos ponía de nervios a Mike, y aveces a mi también. Pero siempre hay que hallar el lado positivo en todo.

"Me encantaría oír sobre lo he ha pasado. Pero antes ¿Ya has comido algo?", pregunté agachándome a su nivel y poniendo una mano sobre su hombro.

"No ha querido comer nada. He intentado pero es inútil.", explicó Mike.

"¿Por que no has comido Abichuela ?", ese era mi apodo para ella.

"No tenía mucha hambre, pero si me preparas un poco de espaguetis con queso tal vez cambie de opinión.", y ahí estaba en ella la sonrisa Schmitt. Era más dulce porque claro, era más pequeña. Y me dolía el recordar qué tal vez Mike pueda perder su custodia por la situación en la que se encuentra. Los rompería a ambos.

"Espaguetis con queso serán... ¿Tienes comida en tu alacena Michael?"

"No mucha. Abby, si no se pueden hacer intenta comer algo de lo que ten-"

Antes de que la pequeña pudiera poner su cara de cachorro regañado, me limite a decir:

"No hace falta, si Abby quiere pasta, pasta tendrá. ¿Vamos al centro comercial a buscar las cosas que nos faltan? Te invitaré un helado después."

"¡Si! Gracias Emma.", me dio otro fuerte abrazo. "Voy por mi abrigo y te veo en el auto."

Salió corriendo como si quisiera ganar unas carreras. Y Mike seguía con su misma mirada apenada.

"No tienes por qué. Con que la cuides es más que suficiente."

"Hey, tú no controlas mi dinero. Además también traía antojo. Te dejaremos algo para que comas en la mañana cuando vuelvas.", le guiñe un ojo y salí a donde había dejado mi auto.

Subí en este y la gasolina marcaba que quedaba solo un poco, pero lo suficiente para ir y volver.

Tan pronto aliste el motor Abby corrió para subirse también, escuchando y al mismo tiempo ignorando cualquier restricción que Mike le estuviera dando. Cuando por fin estuvo dentro, le coloqué el cinturón de seguridad y baje el vidrio para que pudiera despedirse de su hermano. No sabía si cuando volviéramos el seguiría en casa o no.

"Bueno chica, vamos. Que también muero de hambre."

Conduje hasta el centro comercial y dejé a Abby elegir la música durante el trayecto.

"Oye, habrá algún problema si me quedo a dormir contigo hoy? ¿Que te parece una noche de chicas? Podemos comprar golosinas y de más, incluso rentar una película."

"Si, me gustaría mucho.", seguía tan sonriente.

Al llegar al mercado pasamos por todo lo que necesitaríamos para la comida. También me permití comprar cosas extra para que Mike y Abby tuvieran variación en la semana. Después le compre unos cuantos dulces, botanas y una nueva pila de hojas blancas y crayones para que pudiera continuar con sus dibujos.
Pasamos por la caja y pagué todo.

Nos dimos un rol por la tienda de videos y ella pidió rentar al menos tres películas. Entre ellas se encontraban E.T, Bernardo y Bianca y me dejó elegir la última. Claramente escogí Legalmente Rubia, si iba a ser una noche de chicas tendría que ser una buena.

Pasamos al área de comidas y llegamos al local de los helados. La chica a cargo reconoció a Abby y preguntó por lo de siempre, a lo que la pequeña asintió. En cambio yo no era tan conocida como ella, así que tuve que explicar mi orden a detalle.

Nos tomamos unos minutos en una mesa, platicando sobre sus amigos imaginarios, lo que hablaban con ella, y que últimamente estaban muy ansiosos de poder verla. Al oír aquello sentí un poco de escalofríos, aún así preferí insistir mentalmente en que en unos años Abby los dejará ir.

Terminamos nuestros helados y tiramos la basura en el bote. Caminamos regreso al auto y al querer encenderlo solo se escuchaba el chirrido del motor.

"No no no, según yo todavía teníamos para volver a- " revisé bien y el aire acondicionado marcaba que estuvo prendido todo el trayecto de ida. Mierda.

"Mira! Ahí viene una oficial. Podemos decirle que nos ayude. ¡Disculpe señorita!". Habló Abby por la ventana sacudiendo su mano para que la oficial pudiera verla. Era una oficial muy atractiva, su colega rubia meneándose de lado a lado mientras caminaba, al igual que sus caderas, que se veían tan bien en ese uniforme.

"Hola señoritas. ¿Puedo ayudarlas en algo? Parece que tu auto no quiere andar." Me dijo con una sonrisa y haciendo un gesto con la mirada hacia el capó.

Dios, que linda.

The girl in the uniform (Vanessa Shelly x lectora)Where stories live. Discover now