Conocerlo

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Espero que les guste~

Nota: ¡Felices fiestas, mi gente!

En el momento en el que Hype les hablo sobre el pequeño troll gris de la villa que no ya no tenía a donde ir, ellos no pudieron evitar verlo con los ojos bien abiertos.

-¿Un troll gris?- Ablaze enarco una ceja. No llevaban allí mucho tiempo y aparte de salir a ayudar, por no olvidarse de cantar de vez en cuando o cuando el rey se los pedía, en realidad no socializaban mucho. Tampoco se metían en los asuntos ajenos, incluso se ahora estaban en un pueblo bastante pequeño.

-¿El que interrumpe las fiestas gritando por "bertenos"?- Trickee ladeo la cabeza. Lo había escuchado más que visto, el grito de "¡Los bertenos se acercan!" había logrado que un escalofrió recorriera su espalda, no solo por el supuesto peligro, sino porque la voz había sonado alerta y casi en pánico.

-¿Es solo un niño?- Boom lucia al borde de las lagrimas, sin poder imaginar que podría haber sucedido para que alguien tan joven perdiera sus colores, preguntándose por unos segundos como es que no lo había visto antes. -¿Por qué no tiene ya un hogar?- esa misma pregunta rondaba por la cabeza de los presentes.

-El Rey Peppy lo intento...- Hype hizo un gesto, luciendo algo ansioso, como si estuviera buscando palabras para expresarse. -...pero nadie lo quiere- negó. -Ninguno aquí parece saber como interactuar con él y terminan rindiéndose...- dudo. -...el rey dice que cada rechazo solo lo lastima aun más y ya no sabe que hacer-

-¿Los trolls de este pueblo se volvieron tontos o algo así?- el de piel naranja lucia furioso, como si quisiera salir y golpear a alguien en ese mismo momento.

-¿Siquiera saben la suerte que hay de que ese niño aun este vivo?- gruño el de piel violeta con los brazos cruzados, tan enojado como los demás presentes.

-No podemos dejarlo así nada más- el de piel amarilla brillante hizo una mueca, triste, retorciendo sus dedos en señal de ligera ansiedad. -Debe sentirse tan solo- y ninguno de ellos pudo negar eso.

No hubo ningún tipo de queja y decidieron prepararse para lo que podrían enfrentar. Habían conocido e interactuado con trolls grises antes, usualmente adultos que habían sufrido perdidas grandes y dolorosas, trolls con una depresión tan profunda y notable que parecían haber perdido cualquier esperanza, que apenas podían hablar con el cansancio notable que lo invadía y simplemente dejándose llevar por el tiempo, resignados a una muerte prematura. 

Branch era eso y mucho más.

Era pequeño, incluso si él se paraba derecho y con firmeza en un intento de lucir más grande de lo que era, y joven, aunque las ojeras marcadas bajo sus ojos opacos llenos de cansancio y el ceño fruncido casi perpetuo lo hacían ver mucho mayor de lo que era, siempre con un comentario sarcástico en la punta de su lengua y una mirada fulminante, sin bajar la guardia en ningún momento. Parecía a la defensiva, alerta, y eso les hacia preguntarse que había enfrentado en sus hogares anteriores para que creara ese tipo de escudo a su alrededor.

Había mucha ira y resentimiento, demasiado para caber en un cuerpo tan pequeño en su opinión, pero eso parecía ser casi una bendición. El promedio de vida para un troll que perdía sus colores era corta, algunos apenas y llegaban al año si tenían suerte, pero ese pequeño llevaba más de dos, impulsado por el despecho a simple vista y eso era de admirar. No parecía el tipo de troll que pudiera rendirse con facilidad.

Aunque todo eso no quietaba que aun era un niño, uno muy curioso.

-¿Qué es eso?- Hype ni siquiera se sintió ofendido ante la mirada casi critica de parte de Branch, simplemente se concentro en revisar su lote más reciente de cupcake. Ya estaban fríos, solo le faltaba decorarlos.

Pequeño TrollOù les histoires vivent. Découvrez maintenant