Noches

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Espero que les guste~

Branch tenía un horario de sueño notablemente estropeado.

A veces era por insomnio. Tenía tanta ansiedad y nerviosismo por tantas cosas en general que no parecía ser capaz de cerrar los ojos siquiera.

Ablaze era quien se acercaba en esos casos, preocupado al verlo removerse en su lugar, retorciendo sus manos y agitando las piernas, sin poder quedarse quieto.

-¿Estás bien, chico?- se le acerco, sonriendo con amabilidad, extendiendo su mano pero sin tocarlo, dándole la oportunidad de elegir mientas se sentaba a su lado. Branch solo murmuró, aunque se aferro a su mano como si fuera un salvavidas, casi acurrucándose contra su costado. -¿Algo que pueda hacer para ayudar?- ofreció, paciendo, dejándolo tomarse todo el tiempo que necesitará.

-¿Me lees un cuento?- pregunto después de unos segundos de silencio, mirándolo con súplica ligera.

-Por supuesto- saco con libro de su cabello, uno que había estado leyendo, y lo abrió, Branch liberando su mano solo para poder empujarse contra su costado, aferrándose a su ropa. Leyó durante un tiempo, pudiendo notar que el menor se relajaba lentamente contra su costado, logrando concentrarse en la historia y en los dibujos, olvidando su ansiedad, logrando dormir en algún punto. No siempre llegaba al final del cuento pero se veía mucho más animado cuando se despertaba.

En ocasiones, su paranoia alcanzaba una especie de límite, dejándolo temblorosa y lleno de miedo.

Trickee no tenía muy en claro que hacer en esos momentos pero se apresuraba a llevarlo al bunker, esperando que estar bajo tierra pudiera ayudar en algo.

-¡Los bertenos nos van a encontrar!- gruñe con pánico notable, tan ansioso que no dejaba de caminar, recorriendo la sala de su hogar subterráneo. -¡Nos van a matar y nos van a comer, todo por culpa de ellos!- levantó sus manos, enredando sus dedos entre su oscuro cabello y tirando, desesperado.

-Oye, oye, oye- se acerco, colocando sus manos sobre las ajenas, logrando que el menor soltara su cabello. Trickee podía sentir temblar, su agarre fuerte y tembloso pero él no estaba dispuesto a soltarlo, no si quería hacerse daño. -Tranquilo, intenta respirar profundo- el pequeño obedeció lo mejor posible pero estaba al borde de un ataque y el mayor lo sabía.

-No quiero morir...- lo miro miedo, sus ojos brillando con lágrimas que empezaban a salir y que rompían el corazón ajeno. -...no quiero morir...- sollozo, cayendo de rodillas, y el mayor no dudo en seguirlo.

-Esta bien, querido- lo abrazo con fuerza, esperando que la presión lo ayudará en algo, sintiendo sus pequeñas manos tirar de su ropa y las lágrimas mojar su hombro. -Nada va a pasar, te lo prometo- dejo un beso contra su cien, sin importarle estar sentado en el duro suelo. -No vas a morir, ninguno va a morir- aseguro con firmeza, tarareando una ligera melodía, esperando a que el menor pudiera tranquilizarse. En algún punto, el cansancio lo superaba y lograba dormirse, despertando mucho más coherente y algo avergonzado por su ataque.

En ciertos momentos, él simplemente no dormía. A veces por estar super concentrado en un libro que llamaba su atención y no quería detenerse hasta llegar al final pero por momentos, su mente parecía muy activa, con tantas ideas que luchaba por anotar y organizar.

Boom se sentía mal cuando lo veía, ojeroso, sentado en el suelo de su sala y rodeado de papeles, muchos de ellos con letras difíciles de leer, junto a un montón de libros que sabía que ya había terminado.

-Necesitas dormir, ¿sabes?- enarco una ceja, preocupado ante el cansancio notable en rostro ajeno, lo hacía ver mucho mayor y eso que solo era un niño.

-Dormiré cuando...- bostezo, rascando uno de sus ojos, luchando por no rendirse. -...termine...- parpadeo lento y pausado, intentando ignorar la sensación de aturdimiento que lo invadía. -...o cuando me desmaye...- arrastró las palabras, tanteando a su alrededor, buscando las hojas que había estado sosteniendo.

-Eres un niño terco- bufo, decidido a jugar un poco sucio, queriendo que el menor durmiera de una vez. -You are my sunshine, my only sunshine- empezó a cantar con voz suave y dulce, logrando que el menor bostezara ampliamente.

-Eso...es trampa...- se quejo con un puchero infantil que solo enterneció al mayor.

-You make me happy when skies are gray- lo ignoro y se agachó, pudiendo verlo tambalearse en su lugar, sonriendo con victoria. -You'll never know, dear, how much I love you- extendió las manos, colocándolas bajo los brazos ajenos para poder levantarlo con cuidado para poder acomodarlo entre sus brazos, dejando que se apoyará contra su hombro. Acarició su espalda con cariño mientras se levantaba, sabiendo que ya había ganado. -Please don't take my sunshine away- Branch ya estaba dormido en este punto, podía escucharlo roncar, su respiración profunda y tranquila, pero se permitió seguir cantando mientras lo arropaba. -Siempre funciona- beso su frente, encantado al verlo sonreír entre sueños. Era fácil hacerlo dormir con esa canción y Branch lo sabía, haciendo pucheros cuando se despertaba.

Y también estaban las pesadilla. Eran malas, a veces lo suficiente como para hacerlo despertar sobresaltado y con un grito que apenas alcanzaba a ahogar, alejándose de ellos, acurrucándose en el sillón donde no podía molestar a nadie.

Hype era el que siempre lo encontraba, tenía el sueño ligero, y era difícil no escucharlo sollozar.

-¿Estás bien, amigo?- se le acerco con pasos tentativo, sabiendo la respuesta ante el rostro manchado de lágrimas que se levantaba para mirarlos, los ojos luciendo irritados, sus labios temblando en señal de que apenas se estaba conteniendo.

-Yo la mate...- su voz se quebró ante su angustia y el mayor no pudo evitar sentir una punzada en el pecho al verlo luchar por mantenerse estable. -...yo la mate...- sollozo, quebrándose con culpa y miedo. -...se la comieron por mi culpa...- el mayor suspiro con tristeza. Aun estaban trabajando en eso.

-No lo hiciste- se acerco, sentándose a su lado con mucho cuidado, extendiendo su mano para acunar su mejilla y secar las lagrimas con su pulgar, ambos ignorando el brillo que mancho la piel gris en consecuencia. -Fue le berteno, ella se la llevo, tu no tuviste nada que ver en eso-

-C-Cierto...fue...culpa del berteno- se repitió después de unos segundos, respirando profundo, parpadeando rapidamente. Parecía estar intentando tranquilizarse, recomponerse, pero las lagrimas siguieron saliendo. -...la extraño...- sollozo y él sintió tristeza, acortando la distancia para poder alzarlo, dejándolo llorar en su hombro, acariciando su espalda con suavidad.

-Lo sé, lo sé- solo pudo quedarse allí, con el menor entre sus brazos, susurrando suaves consuelos y sin detener su caricia, dejándolo desahogarse. Lloro hasta caer rendido y aunque al día siguiente se veía cansado, lucia de mucho mejor animo, queriendo pasar tiempo con ellos.

Pequeño TrollOù les histoires vivent. Découvrez maintenant