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CHAPTER ONE. ' V FROM VICTORIA '
Desde la comentada vuelta de Victoria Brewster a Los Angeles, los rumores la acompañaban en forma de susurros o miradas a cualquier sitio. Se había desaparecido por siete meses sin previo aviso ni dejando rastro de su existencia, todos sus recuerdos están en esas calles que poco habían cambiado en su ausencia. Victoria todavía no sabía si realmente había extrañado su hogar o solo deseaba tomar la oportunidad para largarse otra vez, al final, nadie iba a llorar su ausencia.
A excepción de Mia Toretto.
La dulce hermana menor de Dominic era la persona más amable y la única interesada genuinamente contenta por el regreso de Brewster a Los Angeles, el vínculo de amigas de la infancia viviendo en el mismo vecindario con el tiempo las hizo más unidas. Cuando Victoria desapareció solo había preguntas y conjeturas, nadie sabía qué había pasado con ella, algunos aseguraban que escapó de sus deudas o traficantes la asesinaron en un ajuste de cuentas, la más arriesgada aseguraban que Victoria había muerto de una sobredosis en la bañera como la adicta que todos señalaban con el dedo. Fueron días de misterio morboso donde todos apostaban por la teoría más retorcida. Poco se puede esperar de una solitaria adolescente que su respuesta a todo era la violencia. No existen dudas que los Brewster lo llevan en la sangre.
Sentada en la cafetería de los Toretto pasaba los días más rápido. Mia atendía y Vic ayudaba los días que no estaba ocupada, no era un trabajo que pagara bien en lo absoluto ni lo que deseaba hacer toda su vida, solamente necesitaba el dinero justo para pagar sopas de sobre y los cigarros más baratos que se pueden conseguir.
── ¿Cómo demonios haces para quemar cada pedido? ── preguntó la menor de los Toretto mientras reía. Sin dudas eran un desastre cuando se trataba de manejar la cocina, la cafetería o la maldita freidora que Victoria detestaba. Pero todo era mejor que encerrarse en su casa esperando la noche para caer en la ansiedad sobre drogarse.
── Esto es mejor que cualquiera de tus pasteles. No acepto críticas. ── se burló Victoria admirando su hamburguesa de tocino quemado.
── Dom no se va a comer eso.
── La verdad es que nadie merece comer esto. ── dijo Brewster con una mueca de desagrado.
Victoria robó una cerveza y se pasó por encima de la barra con facilidad tomando asiento en una de las sillas altas. Hace tiempo que dibujaba, no se consideraba una artista, pero encontraba paz en los trazos desordenados. Cada vez que comenzaba un nuevo boceto su única regla era el no tener nada preparado, improvisar era la mayor libertad que podía experimentar. Intercalando entre los tragos de cerveza fría lograba calmar el calor del verano, le gustaba dibujar, desde su infancia sintió la necesidad de cambiar el aspecto de cada cosa que le incomodaba, sin embargo, no dejaba de ser frustrante intentar hacer una jodida curva o un sombreado decente de sus capacidades. Juzgaba demasiado su trabajo, por eso no dejaba que nadie los viera.
