sentada en el matorral
sin serenidad ni presteza para huir
solo con los bulbos escondidos y entumecidos
pruebo mi voz, aclaro y solo salen suspiros
pero funciona, entonces la uso y la uso
hasta el hartazgo propio
una maceta parlante y bulliciosa
con habilidad para lamentar su estado de maceta
sin el impulso que cuesta moverse, o caerse, o arrastrarse
al mismo tiempo, no hay agujero al fondo
entonces el agua se rebalsa con sigilo
todas mis raices, sin lograrlo, buscan lo hondo