Capítulo dos

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La cabina del amor un lugar donde, según Mikey,  se daban los mejores consejos para conquistar a las chicas mas lindas y a un módico precio de tan solo dos dólares.
Tras la puerta blanca con un anuncio en papel con letras rojas y corazones, se encontraba
el mismísimo Hajime kokonoi el "experto en chicas" según el letrero que sostenía otro chico rubio que se encontraba recargado en la puerta.

Hajime le dio un trago a su termo con agua.

— Y bien... —aclaró su garganta— ¿Exactamente para que necesitas mis servicios? —, dijo, alzando una ceja. —¿Quieres que te lea las cortas, te leo la mano, o tal vez una poción de amor?... Y con pócima de amor, me refiero a venderte una de mis muy solicitados fragancias, famosas por atrapar a las chicas más difíciles.

Baji dudó por unos segundos sobre la estabilidad mental del joven que tenía al frente, pero tampoco es como que perdiera mucho intentando y si bien le iba, quizá podría conseguir un par de consejos del chico.

— Solo vengo por... un consejo o algo así — dijo al fin.

Hajime le dio otro trago al agua.

— Soy todo oídos.

Baji desvió la mirada apenado por lo que estaba por decir:

— Hace una semana fui vestido de príncipe a la casa de la niña que me gusta,—hizo una pausa antes de continuar. —Y desde entonces no hemos hablado igual que antes, actúa como si yo fuera un bicho raro.

— Uy amigo, es que también tú.— comentó —, a veces las niñas suelen asustarse cuando les confesamos nuestros sentimientos de formas poco usuales. —aseveró.

Oh si, el chico parecía un experto. Lo parecía, solo eso. A decir verdad, Hajime Kokonoi solo había estado enamorado de una mujer en toda su vida, ella era la hermana de su mejor amigo, misma que parecía jamás caer ante sus coqueteos. Pero... ¿eso de verdad importaba? Claro que no, eso a sus clientes no les incumbía, allá ellos si se habían tragado el papel de erudito del amor que se había encargado de vender junto a su mejor amigo. Digamos que Hajime se pasaba por algunas revistas de adolescentes y una que otra película de romance, digamos que sus habilidades eran más de teoría que de práctica.

Baji suspiró.

—¿Y como puedo arreglarlo? A eso he venido.

Hajime lo pensó por unos segundos.

—Yo supongo que... puedes cantarle una de One direction o quizá dejar de hacer el tonto vestido de príncipe azul. —dijo con ironía— La cosa es que, la asustaste y estás a un paso del punto sin retorno. Relájate, salúdale, no la sigas hasta la escuela tampoco robes su ropa interior...

—Jamás haría eso.

—Bien por ti, eso no les gusta. — suspiró Kokonoi. —Intenta encontrarla por casualidad, pero que sea realmente casualidad no hagas las cosas raras como Kisaki. Entabla una conversación corta y después retírate con gracia, haz que te busque y entonces vuelve con la caballerosidad a tope, pero siempre con leve toque de "sin ti me va igual de bien, pero quiero que me vaya bien contigo"

—No entiendo.

—No me importa, se acabó el tiempo.

Baji dejo dos dólares en el recipiente y salió del cubículo con la cabeza agachada. Se preguntaba si de verdad había sido patético y había provocado que la chica de sus sueños se alejara de él.

*

—No hay mas citas por hoy — habló Inupi,

—Perfecto, demasiados idiotas el día de hoy— se quejó.

Anillos de papel Where stories live. Discover now