2/3

30 2 21
                                    

Niall no se preocupó hasta que el robo de cadáveres se hizo el trabajo predilecto, a tal punto de no haber cuerpos para los tantos que se requerían. Además de que las familias empezaban a resguardar a sus muertos. Colocaban impenetrables rejas de metal alrededor de la lápida, o cemento en una cantidad ridícula que era imposible de romper. Ya no sabía qué podia hacer, sus ideas estaban agotadas.

Se resguardaba en las cuatro paredes de su estudio, ahí parecía que no pasaba el tiempo y aunque era un simple espacio reducido, que no albergaba más que un sillón, un viejo estante y una mesa, se sentía mejor que en cualquier otro lado.

Había acondicionado con la esperanza de escapar de la mierda que era la vida.

Tocaron a su puerta y cuando ni siquiera tuvieron la gentileza de esperar por su respuesta, supo de antemano que era su esposa, tan imperiosa como siempre.

— No vamos a sobrevivir esta temporada, ni un alma se para por aquí y los zanganos que trae Zayn solo vienen a consumir, pero no pagan por nada.

— No sé que esperas que haga, no puedo traer a la fuerza a la gente.

— Obviamente, pero espero que te comportes como el supuesto hombre que eres y te encargues de los gastos, la comida es una mierda, ya no hay nada decente para cocinar.

— ¿Supuesto hombre?¿A qué te refieres?

— No logras dejarme en estado, al menos esperaba que cumplieras con traer todo lo que se necesita en la casa. Si no se te para con tu mujer, al menos trabaja y usa la energía que no gastas conmigo.

No esperó su respuesta y Niall lo agradeció, golpearla era lo último con lo que su conciencia podría lidiar.

Se levantó del viejo sillón en el que se encontraba y guardó su libreta en el bolsillo trasero de su pantalón. Juraba por todo lo sagrado que esos pedazos de papel mal cortado eran lo único que lo mantenían cuerdo, todo lo demás exigía todo de él,  tenia que ser el fuerte por todos y empezaba a ser extenuante.

Salio del polvoriento cuarto y subió las escaleras, cada paso que daba era como un recordatorio de lo descuidada que estaba la casa, los chirridos eran preludio del dinero que gustaría para mantenerla en pie.

Al llegar a la sala de estar se percató de la presencia de Zayn. A sus ojos no era más que un zángano, holgazán y débil al que le costaba tomar decisiones por sí mismo, uno que robaba su energía y que le daba rabia con solo verlo.

Pero en dado caso, también lo quería y su corazón se sentía más benevolente con las miradas tan llenas de amor que le dirigía, sentía su afecto sin que tuviera que decir nada, eso le gustaba en la misma cantidad que le daba asco. Porque el amor era tan tonto en las circunstancias en las que se encontraban, ni siquiera tendría que ser algo en lo que tuviera que pensar, pero ahí estaba, perdiendo su tiempo reflexionando en lo malditamente atractivo que era Zayn aunque no se hubiera aseado en semanas.

— ¿Ya cobraste lo que nos debe el vegestorio que trajiste hace un mes? No come poco y ni hablemos del alcohol que consume.

— Hola, estoy bien. ¿que tal tu? — Se acercó y tomándolo desprevenido del cuello, le plantó un beso húmedo que duro más de lo que se tenían que permitir estando sus esposas.

Lo empujó de los hombros y le plantó una bofetada, no podía creer lo estúpido y obtuso que era, todo lo hacía más difícil.

— Deja de hacer estupideces, nos podrían ver. — Luego de recomponerse lo miró seriamente de nuevo. —  El viejo tiene que irse, no esta pagando nada y come como cerdo.

— Es que no entiendes, no tiene a donde ir, su hijo lo despojó de su casa luego de que su esposa muriera. No tiene ganas de nada y no quiero echarlo.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: 10 hours ago ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

million years ago; nsWhere stories live. Discover now