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001. | CAPÍTULO UNO
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Calor. Así es como Antonella podía describir su llegada a la Argentina. El cambio de estaciones no le habían sentado tan bien a la morocha.
Pero eso era algo muy insignificante a comparación de lo que se había venido a enterar.
Su madre había tomado las riendas de casi todo en su vida desde ahora y sin consultarle. Y aunque eso le molestaba, sabía que por ahora no podía reclamar nada.
Marina había decidido inscribirla en el Elite Way School, un colegio pupilo, el más caro de Buenos Aires, donde se encontraban todos los hijos de la gente más prestigiosa del país junto con los más poderosos por supuesto.
Pero bueno, a Antonella solo le quedaba aceptar su nueva realidad y tratar de sobrevivir en ella.
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La bocina de los autos, el sonido del reloj avanzando, la radio entrecortada y los gritos de su hermano al costado suyo ocasionaban que su ansiedad y nerviosismo se desbordara de sí misma.
— ¿Podés parar de gritarme en el oído, por favor?— le pidió efusiva a su hermano.
— Estamos de mal humor me parec- ¡No! ¡Perdí! — el menor lloriqueo sobre su videojuego.
Antonella solo rodó los ojos ante la acción de Santiago.
El auto se detuvo y la puerta fue abierta por el chofer del vehículo extendiéndoles la mano en señal de que bajaran.
— Uh, una pinta de chetos que tienen estos — dijo Santiago bajando del auto. — ¿Tres años bancandotelos? Que suerte la tuya, eh — habló con sarcasmo.
— Ni me lo recuerdes — expresó Antonella suspirando
— Dale Anto, cambiá esa cara — intervino Felipe y comenzó a darle palmaditas en la espalda intentando calmarla. — Yo sé que este lugar puede parecer "aburridisimo", y todo lo que vos decís, pero si no te das la oportunidad de conocerlo nunca vas a saber la realidad.
