Mentira 04: Familia

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Nota de autor: alguien, ¿quién será?, se olvidó por completo que tenía tres capítulos más de esta historia listos. Así que bueno, para celebrar el fin de año y desearos un muy buen comienzo del 2024 subo este capítulo :D

Tengo que retomar la historia, tantas historias y tan poco tiempo jaja.

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Fudou inhaló y exhaló profundamente, sintiendo un pinchazo de ansiedad en el pecho, sintiendo que sus pulmones crujían y necesitaba volver a inhalar y a exhalar, una vez, seguida de otra, de otra más.

Inhalar y exhalar. Dentro y fuera.

Mierda, no podía atrapar oxígeno suficiente.

Su corazón iba demasiado rápido y sentía formarse un abismo a sus pies ante la idea de hacer frente en aquel momento a toda su familia. ¿Por qué mierda su abuela había organizado una cena familiar? Hubiera preferido rehuirlos a todos hasta el día del cumpleaños. Su tía quizá no sabía con qué intenciones lo había hecho pero él sí, lo hacía para castigarlo.

"Akio."

Se giró al oír aquella voz grave acompañada de un toque cálido en su muñeca, sus ojos parecían ligeramente desenfocados y aún así pudo ver que una sombra de preocupación y congoja aparecía en aquel rostro apuesto que tanto le gustaba, su amigo ahogó una palabrota que sin duda no había aprendido del Sr. Kidou y lo atrapó en un abrazo íntimo y apretado. Su respiración se calmó poco a poco, hundida su cara en su cuello y captando el aroma del gel de la ducha con el que él mismo se había duchado y por debajo de este los tonos sutiles de su propio cuerpo.

Cuando se apartó se frotó las mejillas con malestar.

"Perdón, me avergüenza mucho dejarme afectar de este modo."

"Está bien, Akio. Todos tenemos algo que nos vuelve vulnerables, en mi caso fue Kageyama." Kidou le apartó con suavidad un mechón de cabello hacia atrás. "Estoy contigo."

Él asintió con tinieblas en sus ojos verdes, su amigo no era capaz de comprender hasta qué punto él se sentía vulnerable en aquel lugar.

Despreciaba tanto a su familia como a sí mismo en los días que vivió en Ehime, entre aquellos muros se sentía atrapado en un laberinto de odio y desasosiego. Sonidos del pasado resonando en las paredes de madera del ryokan, el silbido de una mano abierta, de una mano cerrada cerrada, de un cinturón... ni siquiera pertenecientes a la misma persona. Palabras que habían dejado un reguero de sangre que todavía no podía limpiar. Miradas retorcidas con oscuros propósitos, risas frías y crueles. Su cuerpo helado, desprotegido y recorrido de cardenales morados.

Aún así se sintió más valiente a su lado, en especial al sentir sus dedos entrelazándose con los suyos. Aquellos días habían quedado atrás, ahora él vivía en la luz, y con ese poderoso pensamiento de positividad abrieron la puerta saliendo al pasillo.

Aquel ya no era su hogar y no debía arrepentirse de haber roto aquellos vínculos de sangre que solo lo asfixiaban y deseaban su destrucción. Su hogar era uno muy diferente22, hecho de risas y buena voluntad, cimentado en los videojuegos y en las bromas, en la comida compartida y en el amor que sentía hacia sus amigos y ellos sentían por él. En su hogar él era libre y podía volar tan lejos como quisiera.

Fue el turno de Fudou de guiar a su amigo por el ryokan, saliendo de este y atravesando un hermoso jardín que no tuvieron tiempo de contemplar hasta llegar a otra construcción adosada del mismo estilo arquitectónico. La casa de su familia en donde actualmente vivían la bisabuela, la abuela, su madre y la familia de la tía abuela Hana.

Salieron a recibirlos Takanashi y Otonashi, riéndose de algo dicho en un medio susurro. Ellos se miraron con resolución antes de entrar, sabiendo lo difíciles que aquellos pasos iban a ser para el castaño. Y aún así al estar de la mano, él pudo darlos, al estar a su lado podía hacer frente a sus memorias.

Bailemos [KidouxFudou]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora