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Los días pasaron y Luna había tomado la decisión de no dejar su amistad con Nico, a pesar de que Changuito se pusiera pesado.

Nico había empezado a convertirse lentamente en un pilar para ella, la estaba ayudando a sentirse mejor, segura y tranquila. Lo necesitaba, no podía dejarlo escapar de su vida de nuevo.

Una noche Nico la invitó a cenar, pero Changuito estaba en la casa. Ella se dispuso a prepararse, cuando Exequiel la vió.

— ¿A dónde vas? —le preguntó.

— Nico me invitó a cenar.

Changuito empezó a negarse, no quería que ella fuera. Le cuestiono lo que llevaba puesto, que ya era tarde, que qué iban a hacer los dos solos en la casa de él, que iba a engañarlo, que era una trola. De a ratos Exequiel alzaba la voz y Luna se asustaba, pero sabía que era inofensivo.

— Grítame todo lo que quieras, pero voy a ir.

— Por favor, no vayas, quédate conmigo —pidió Changuito, bajando dos tonos la voz.

Luna tomó su celular, se estaba demorando demasiado y Nico había empezado a preguntarle si iba a ir. Le comento al jugador que estaba peleando con su novio.

Entonces, cuando ella se dispuso a buscar las llaves del auto, no las encontró

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Entonces, cuando ella se dispuso a buscar las llaves del auto, no las encontró. Busco por toda la casa, quiso revisar su cartera pero tampoco la encontró. Si la había dejado encima de la cama, ¿dónde se metía?

Revolvió el placard pero la cartera y las llaves no estaban por ningún lado. De repente la puerta se cerró, se escuchó el ruido de la llave y Changuito le gritó desde fuera.

— ¡Quédate conmigo! —pidió él.

— ¡Exequiel Zeballos! —gritó ella, no lo podía creer— ¡No me podés hacer esto! ¡Abrime por favor!

— No, vos te quedas acá —le dijo él desde el otro lado de la puerta.

— ¡Exequiel! —Luna comenzó a azotar la puerta— ¡Abri la puerta!

— Quédate conmigo —volvió a pedir el Changuito.

Luna no tenía opción, no podía irse.

— Está bien, me quedo, abrime por favor.

— ¡Decímelo con ganas! —siguió gritando Exequiel.

Era la primera vez que Exequiel le hacía algo así. La puerta se abrió, Exequiel le sacó el teléfono de la mano y volvió a cerrarla. Luna estaba en shock.

— Exequiel, ¿qué te pasa? —le dijo ella, llorando.

— Vos no te vas a ningún lado —dijo, determinado.

— Si no me abrís la puerta, voy a empezar a gritar —lo amenazó Luna.

— Grita todo lo que quieras, nadie te va a escuchar.

𝒰𝓃𝒶 𝒷𝒶𝓁𝒶 | ɴɪᴄᴏ ꜰɪɢᴀʟ | 𝙲𝙰𝙱𝙹 | +18Where stories live. Discover now