Capitulo 5

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GABRIELA TURNET

Los titulares en los periódicos de la central estallan con la noticia del golpe certero del Coronel contra las mafias, destacando la exitosa captura de dos figuras prominentes: Alessandro Mascherano y Bernardo Mascherano.

Los elogios hacia la élite son evidentes en las entrevistas de otros coroneles de diferentes centrales. El poder que ostenta este lugar es simplemente inimaginable.

Desayuno con impaciencia. El día anterior me enfrasque en una discusión con Christopher, o más bien, él me gritó durante más de una hora, exigiendo que me involucrará en algo. Aún no me han asignado a ningún capitán, lo cual me tiene nerviosa. 

Le pedí que no me mandara con Bratt ni con Parket, ya que sabía que no duraría ni un minuto antes de que me mandaran al diablo, obviamente su respuesta fue que le importaba un mierda era eso o que me pegara un tiro para que estuviera muerta de una ves por todas.  Lo frustrante es que no tengo la menor idea de cómo utilizar algún arma o realizar las actividades que me asignen.

El día de hoy solo llevo conmigo el primer libro. Cada día reviso y puedo hacer algunos cambios, pero hasta el momento no he notado nada. La narración y los diálogos siguen intactos. Mi existencia no esta registrada y la conversación con la teniente no está escrita, lo cual es una ventaja, pero no sé si seguirá así.

En la línea de tiempo actual, Rachel debe estar con Luisa, revisando revistas para la boda, y Luisa debe estar quejándose sobre el coronel.

Pasé el resto del día buscando información sobre quién soy en esta vida. Descubrí que tenía un prometido que murió a manos de la mafia. Su hermano era teniente en Texas y tenía una esposa que era abogada, viviendo en la misma casa . Todos murieron en un atentado en un centro comercial perpetrado por la mafia, donde estaban llevando a cabo una operación de infiltración.

Después de ese suceso, Gabriela buscó el traslado de Texas a Londres con el puesto de teniente que se había ganado gracias a sus esfuerzos y misiones exitosas en la lucha contra el narcotráfico.

¿Que hare aqui si tengo el puesto de teniente? 

Hace unos días, recibí la llamada del Coronel, quien me informó que estaría con Patrick. Solo dijo eso y no esperó a que respondiera, colgó de inmediato. El Capitán Linguini me introdujo a lo básico de los programas que maneja. Christopher me degradó de teniente a sargento. 

No me enojé ni nada, al principio solo me indigné, pero después entendí que no podía tener el rango de teniente cuando no tengo la menor idea de cómo llevarlo. Este fue el chisme de los soldados, quienes cada vez que tenían la oportunidad preguntaban las razones y cómo me sentía. En algunas ocasiones, tenía que fingir que me había afectado.

Patrick me brindó su ayuda cada vez que no entendía algo. La excusa que se le dio fue que había tenido una herida en el atentado donde perdí la memoria y no podía recordar nada de lo que me habían enseñado.

Al principio no estaba muy convencido, pero cuando vio mis dificultades, dejó de hacer preguntas. Su esposa, la teniente Johnson, es una persona encantadora. Tener a Alexandra y saber cómo estaba en el último capítulo de deseo. No podía verla a los ojos porque las tremendas ganas de abrazarla y llorar solo me hacía esconder la mirada de ella.

En estos momentos me encuentro llenando informes de las cámaras de la central que estoy monitoreando y respondiendo correos. Patrick no se encuentra en la sala; la teniente se lo llevó por una cita que tenía Abby al médico, así que me dejó a cargo de estar pendiente del coronel.

Christopher está en el gimnasio haciendo ejercicio sin camisa. Me alegra que no haya nadie más, porque el coronel está para comérselo ahora entiendo por que Rachel se perdía en su cuerpo escultural. En la cámara del la entrada da un pitillo cual la verifico su origen y lo puedo ver es la teniente que se dirige hacia él .  

—esto va estar bueno—murmuro por lo que esta por pasar. Le doy un sorbo a mi cafe

La teniente queda atónita mirando al coronel; la tensión en ese lugar es palpable. Rachel parece que se está desmoronándose por el cada movimiento tiene sudo en la frente como en en los pectora que me hace tragar grueso.

—¿Me dirás qué viniste a hacer? —pregunta sin girarse— ¿O seguirás morboseando  toda la mañana?

Estalló en risas por su pregunta y la puerta de la sana donde estoy es abierta. Volteo a ver quién ha entrado y al ver quien es cambio rápidamente las imágenes del gimnasio. Patrick entra con un batido rosa en la mano y respiró aliviada pensando que era alguien más

—¿Cómo van las cosas? —pregunta.

—Lo normal, mi Capitán —respondo, y él me entrega el batido.

—Te lo manda Alexandra —dice.

—Gracias.

Agradezco, dándole un trajo es de fresas. Él toma asiento en su silla donde tiene los paneles llenos de pantallas que muestra todas los ángulos de la central y las calles de la cuidad.

—¿Donde esta Chistopher? ¿No esta haciendo otra estupides?.

Trago saliva por su pregunta, si supiera que el coronel lo que esta haciendo en estos momentos. Una pregunta me llega a la menta ¿ya lo sabrá? No sé, pero no se que hara si los ve

—El coronel está en el gimnasio haciendo ejercicio —respondo.

Toma los controles y los busca por las cámaras hasta que los encuentra besándose. Es una escena obscena, yo simplemente miro hacia otro lado, mientras el capitán se queda callado, notablemente serio.

—Lo sabias—cuestiona y yo solo asiento

—¡Esto no puede salir de aquí! ¡entiendes! —dice casi gritando.

Asiento y levanto las palmas en señal de paz, seguimos viendo las imágenes, cuando Irina entra al lugar y los interrumpe.

—¡Perra! —maldigo en voz alta.

La mirada de mi superior está a punto de lanzarme lo primero que encuentre. Si leerlo fue molesto, ahora lo estoy viendo; si tan solo pudiera pegarle un tiro a Vargas y lo que esperará con la otra estupida.

La conversación entre ellos sigue. Si pudiera verme en un espejo, debo tener cara de estúpida viéndolos con adoración. La teniente se va. ¿Será que sí tirará a Irina? No me quedo con la duda. El soldado le pregunta cosas tan estúpidas y el coronel solo responde con no, sí y no importa. La maldita de Irina se acerca coqueteándole. Suelto gruñidos. Cuando está por besarlo, él la aparta y yo aplaudo. La deja sola en el gimnasio

Mientras bebía tranquilamente mi batido y revisaba los correos que llegaban al correo del capitán, de repente, su pregunta me sorprendió

—¿Qué es esto, Turnet? —cuestionó, mostrándome un libro que tenía en sus manos. Me quedé en shock ante la situación

Mierda

Las palabras no salen de mi boca y no se que responderle. Puedo mentirle, pero no es idiota como para no sospechar

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¿Es un sueño? P.P.Where stories live. Discover now