Cap VIII

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Ryu Shi Oh

Seguí a la Señorita Kim en todo momento, movíamos mercancía real, lo cual me hacía pensar que muy probablemente era un arancel controlado por la policía. ¿Por qué tenía todavía esa mercancía?, ¿no lo habían desmantelado aún? Llenábamos cajas negras con esos paquetes que ni siquiera quería investigar. Me sentía sucio y quería acabar con esto de una vez.

Me sentí aliviado cuando las sirenas de policías se escucharon y pudieron capturarnos, no puse resistencia, ni siquiera cuando el frío metal de las esposas me trajo un recuerdo demasiado crudo. Todo saldría bien, ya no estaba nervioso, estaba tranquilo conmigo mismo porque sabía que todo esto era un escenario armado.

-Lo siento por causarte problemas Señorita Kim.- musité de un momento a otro, cuando ya estábamos en la camioneta camino a la comisaría. Ella me miró y sonrió levemente.

-No te preocupes, al final de todo saldremos libres.- respondió, viendo a su regazo y sonriendo débilmente.- ¿Cómo has estado?- me preguntó en susurró, ya que no podían escucharnos los oficiales.

-Bien, estoy rehaciendo mi vida, al menos eso intento.- expresé mirando su perfil. Su mirada se dirigió a mí y me vio con ojos cómplices que me dieron ganas de reír.

-Al final estás más que enamorado de esa chica, ¿cierto?- argumentó, sin dejar de verme picara y con ganas de reír sobre mi situación. Yo asentí y bajó nuevamente su cabeza para negar en juego.- Lo supe desde el primer momento que la llevaste al bar.- me comentó, logrando que en mi mente llegaran imágenes sumamente tiernas de Namsoon con lentes y un ligero sonrojo en las mejillas.

-Solo que ahora es real y recíproco. Es por eso que tengo tanto miedo de arruinarlo. Gracias por decirme la verdad.- le dije con una sonrisa que se extendió un poco más en cuanto me miró.

-No hay de qué, de otro modo habría cumplido la condena que tanto he tratado de evitar. Solo me gané un chantaje para que ese policía iracundo me amenazara.- encontré rencor en sus palabras, pero yo negué y le di un pequeño empujón con mi hombro, que le hizo reír de nuevo.

-Está enojado porque Namsoon no quiere seguir con él. Se ha aferrado a ella.- le expliqué y ella rodeó los ojos molesta. Reí en lo bajo y seguimos platicando un poco. Fuera de todo lo demás, en el pasado ella me había demostrado toda su lealtad, tal vez si no hubiéramos estado haciendo cosas ilegales, podría decir que se había convertido en una madre para mí. El camino paso rápido gracias a nuestra amena plática en susurró que se disipó en cuanto bajamos de la camioneta y nos separaron.

Al entrar a la comisaría era lo que esperaba, su sonrisa victoriosa y palabrería de sorpresa, cuando el había organizado todo, Hee-Sik. Mis ojos se desviaron un segundo a ella, tenía la cabeza gacha y apretaba los puños sobre sus muslos, me sentía mal, quería que me soltaran en ese momento, poder abrazarla y decirle que nada era como parecía. Pero tenía que seguir mi propio plan.

En cuanto sintió mi intensa mirada sobre ella me miró, sus ojos estaban llorosos y eso me destrozó, no la estaba traicionando. Por favor no pienses eso, le grité eso en mi mente. Pero después me jalaron a una pequeña celda que estaba a la vista de todos, era una exhibición pública, una masacre en la que todos podían verte ser lo más miserable del mundo.

Un oficial de policía se acercó a mí amenazante mientras hojeaba un portafolio, me miró con superioridad y se agachó para quedar a la altura de mis ojos, ya que yo estaba sentado en el piso.

-Esto comprueba mi teoría de quién hace mal siempre lo hará no importa cuantas oportunidades le des.- sus ojos eran tan arrogantes y no digamos de su boca impertinente. Le miré fijamente sin mostrar absolutamente nada de lo que estaba sintiendo ante su presencia.

Mi Estrella de Luz RealNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ