XVIII

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Si había algo que odiaba, era llegar tarde a algún lugar. Sus padres eran unas personas muy disciplinadas (se lo otorgaba a la medicina) y desde pequeño le habían inculcado el sentido de la responsabilidad y el respeto por el tiempo del otro. 

Había acordado almorzar con sus padres en un restaurante sencillo que quedaba en un moderno barrio gourmet que llevaba queriendo conocer hace algunos meses. Los había citado a ambos a conversar porque quería que supieran de su relación con Taehyung, era la segunda vez en su vida que les presentaría a alguien y, aunque la primera vez reaccionaron felices, no sabía si ahora aceptarían de buena forma a su novio.

Por un lado, estaba tranquilo porque sus padres eran doctores bastante liberales y sabía que la condición de su pareja no sería un problema. Pero por el otro, tenía la intranquilidad de que quisieran entrometerse demasiado en su relación como lo hicieron la primera vez. 

Se prometió que se mantendría firme, después de todo ya no era un chiquillo de 20 años.

Bajó de su auto e inmediatamente divisó a la pareja de adultos que le hacían señas con las manos. Se apresuró a encontrarse con ellos y tan pronto los vio, se abalanzó a sus brazos como un niño pequeño... bueno, tal vez aún era un chiquillo, pensó.

—Hijo, estás más delgado —apuntó su madre en cuanto soltó su abrazo —. ¿Seguro te estás alimentando bien?

Hoseok rodó los ojos, siempre que se veían tenía que mencionar algo de su aspecto físico. Amaba a su madre, pero a veces lo ahogaba un poco.

—Y tú sigues tan hermosa como siempre — le dijo, pues sabía cómo la mujer adoraba que alabaran su eterna belleza. 

—Yo te digo todos los días lo mismo y te enfadas, viene él, te lo dice una vez al año y te sonrojas — reclamó el Sr. Jung medio en broma, dándole un gran abrazo a su pequeño —. Hoseok, cuando por fin te cases, dile a tu esposa que es hermosa todos los días, aunque ella no quiera escucharte.

—Ay, cariño, basta ya — la señora Jung le hizo una seña al mesero apenas se ubicaron en su mesa.

Les tomaron su orden rápidamente y en cuanto les trajeron los aperitivos, la madre de Hoseok se aclaró la garganta para hablarle a su hijo seriamente: 

—Estoy segura de que tienes algo importante de qué hablar con nosotros, ¿no es así? Por eso nos citaste aquí.

—Hmmm, sí — murmuró algo tímido —. Verán...

—¿No me digas que seremos abuelos? —preguntó su padre con una sonrisa como la de un niño al que acaban de regalarle una nueva consola.

"No, pero si me caso con Taehyung algún día, serían abuelos putativos de su hija..."

—No papá, al menos no por el moment-

—¿No por el momento? ¿Nos estás diciendo que al fin tienes novia? —el Sr. Jung estaba frenético y su hijo a punto de perder la paciencia.

—Cariño, ¿por qué no dejas que tu hijo hable? —pidió la mujer notando la incomodidad en el rostro de su hijo —. ¿Qué pasa? Sabes que puedes ser sincero con nosotros.

Hoseok agradeció la calma de su madre y la verdad la emoción de su padre era comprensible, hacía años que él no les presentaba una pareja ni daba luces de que estuviera interesado en alguien (a pesar del desfile de mujeres solteras que los Srs. Jung invitaban cada vez que Hoseok los visitaba).

—Quiero que me escuchen antes de que interrumpan —comenzó mirando directamente a su padre —. Hace unos meses atrás, conocí a alguien y hace pocos días le pedí que fuera mi pareja.

Un padre dedicado - HOPEV {en emisión}Kde žijí příběhy. Začni objevovat