Intentando hacer amigos...en Tajo

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Tenía 5 años, estábamos en la casa de mi tío paterno para pasar las fiestas,una casa ya en la salida de Tajo, en Kalbunga y tobogán. Todos habíamos ido, Mi hermana María, esperablemente mi padre e incluso mi madre María José, a pesar de no ser muy "amiga" -por decirlo de alguna forma- de la familia de mi padre, José María Berrantes.
Ya nos habíamos saludado con toda la familia pero obviamente a dos niños de 5 años no les interesaban las conversaciones de los adultos como la política o demás, así que decidimos salir de la casa, no nos queríamos ir lejos, nuestro plan era quizás preguntarle a algún vecino si conocián a algún niño de nuestra edad.
Afortunadamente, vimos a un señor de una edad parecida a nuestros papás caminando mientras tomaba un mate. Pensamos en preguntarle, pero de repente apareció algo como una limusina y salieron 2 hombres hablando un idioma raro.
María, siempre tomando la primera decisión, rápidamente me tomó de la mano y decidió que iríamos caminando hasta encontrar algún niño.
Aunque ninguno de los dos realmente tenía muchas esperanzas de que conocieramos a alguien, pero, para sorpresa de los dos, alejados casi dos cuadras, vimos a una niña. Mi hermana siendo mi hermana decidió soltarme y salir corriendo llamándola y yo, con el miedo encima, tuve que salir corriendo atras de ella.
Mi melliza parecía disfrutar de conocer a la chica, que también parecía estarlo, pero no tanto por la sorpresa agridulce que se llevó. Al por fin alcanzarlas, mientras yo intentaba el poder ganar las  fuerzas para hablarle escuché una voz:
"Hola! Me llamó Natalia, vos?"
Al levantar la cabeza, después de observar su pelo negro como la ceniza y sus ojos verdes claros como las hojas de los árboles, por fin pude dar una respuesta:
"Eh...Eh? Hola! Eh- hola! Soy José, María seguramente ya te cont-"
"Si si! María me dijo que eras su hermano mellizo" dijo Natalia mientras se acomodaba el flequillo.
"Bueno, TÉCNICAMENTE soy la mayor por 2 minutos!" Dijo María, mientras jugetonamente me zarandeaba el hombro.
"María!" Dije siguiéndole el juego,
"¿Qué?¿No sabés que tenes que respetar a tus mayores?"
Mientras jugabamos a molestarnos como buenos hermanos que eramos, ví que, de repente, la expresión de Natalia se cambió por completo. Pensé que quizás se sentía ignorada, pero me dí cuenta de que estaba mirando a otra parte. Al mirar donde ella lo estaba haciendo, ví a dos niñas que parecían un poco más jóvenes; un año o incluso dos de diferencia y a un niño que parecía tener 6 o 7 años. Una estaba mirando y sonriendo a nuestra amiga ironícamente.
Le pregunté a Natalia sobre ella:
"Nada, son dos tontas, viven cerca de Tajo pero no sé donde, pero vienen acá porque es la casa de sus abuelos"
"Y el niño?" Preguntó María, intrigada.
"Es lindo, pero no habla con gente que no sea su familia. Ojalá que sus hermanas hicieron lo mismo"
Queríamos hablar más con nuestra nueva amiga, pero escuchamos unos gritos familiares:
"¡José María! Los encontré! Están acá!" Escuché a mi madre gritar
María fue corriendo a rogarles que nos dejasen hablan con Natalia, obviamente en vano.
"¿En serio se tienen que ir? Son los amigos que hice en un tiempo" dijo, triste, Natalia
Obviamente, yo también estaba angustiado, pero ella contestó una buena noticia:
"Pero mi familia y yo nos vamos a mudamos a una nueva granja cerca, Ojalá que estemos juntos no, José?" Dijo, sonriendo.
"Eh.." dije mientras sentía que mi cara cambiaba de color. "Nos- nosotros vivimos cerca de acá... en el centro de tajo"
"Me dijeron que va a ser una zona comercial"
Teniendo en cuenta que Tajo nunca fue una ciudad grande y mucho menos comercial, mis esperanzas aumentaron.
"¡José!" Escuché decir a mi papá, preocupado.
Ahí me tuve que despedir de mi nueva amiga, al menos por ese momento, para volver a lo de mi tío Federíco.

Historias de los berrantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora