01. El Primer Tren

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01.

— Esto es ridículo.

Oikawa no había sacado de sus pensamientos esas palabras mientras iba caminando a toda prisa hasta la estación del tren, sus pasos eran ligeros por no correr, tenía el teléfono en su mano y miraba el reloj constantemente.

«El último tren sale a las nueve» recordó las palabras de su padre y le pareció estúpido que lo tuvieran castigado por haber gastado su dinero en un carro nuevo para su colección, ¿es que acaso no veían sus padres lo importante que era al ser de colección?

Como lección de su compra vana le quitaron sus carros y ahora tenía que movilizarse por la ciudad en tren, pues no pensaba poner nunca un pie en un transporte público.

Nunca se había subido a un tren ni usado transporte urbano pero tenía una tonta expectativa de cómo usar uno.

Con solo poner un pie dentro de la estación subterránea se topó con las barras de metal que le pedían algo para entrar, miró a ambos lados pensando en dónde tenía que meter el dinero pero no había nada, miró a su alrededor para usar a alguien como ejemplo que toda la estación estaba vacía.

 El guardia miraba al joven de lejos estar sufriendo con algo tan simple que no le quedó otra opción para acercarse a ver qué le pasaba. Al inicio pensó que estaba ebrio para no saber usar algo tan sencillo pero luego entendió que ese hombre nunca en su vida había pisado un subterráneo cosa que le pareció imposible. 

—Tiene que comprar una tarjeta —dijo pensando que era algo lógico si quería usar el Subterráneo.

—Pero solo lo voy a usar una vez —lo miró haciendo una mueca ya que tendría una tarjeta de adorno toda su vida.

A regañadientes caminó hacia la caja y compro una de las tarjetas, le metió dinero suficiente y regresó a la mismas barras de metal de hace rato que esta vez si se abrieron cuando pasó la tarjeta.

Cuando bajó las escaleras se dio cuenta que el tren aun no llegaba, el alivio paso por su mente y camino hacia las vías del tren. Solo había un chico al lado de ellas así que pensó que se tenía que hacer alguna clase de fila así que no tardó en irse a parar a su lado. 

El pelinegro que estaba desde hace un rato ya de pie ahí no pudo evitar mirar de reojo, pues no espero que de toda la estación vacía alguien se parara justo a su lado.

—¿Necesita algo? —le habló tratando de no mostrar lo incómodo que se sentía.

Oikawa tardó unos segundos en mirarlo pues por algún motivo no pensó que le estuviera dirigiendo la palabra a el.

—Si, el tren —fue lo único que respondió causando una mueca en pelinegro.

«Me tienes que estar vacilando» pasó por la mente del ojiazul que no sabía cómo explicarse pero porsiacaso se había aferrado a la mochila que llevaba en su pecho. Pero por la forma en como iba vestido el hombre a su lado el que parecía indigente era él.

—No, me refiero a que estas de pie justo a mi lado, ¿necesitas algo? 

El castaño lo miró confundido, no entendía a que se refería, ya le había dicho sus motivos pero el otro chico insistía.

—Pues estamos esperando el tren —dijo con tranquilidad natural, cosa que puso nervioso a Kageyama

—Pero no es necesario que estés de pie a mi lado —recalcó como si fuera algo obvio así que dio un paso al costado alejándose unos centímetros.

—Lo sé —sonrió cuando notó que el pelinegro lo estaba mirando de reojo y con el ceño fruncido—Pero no pienso robarte deja de sostener tu mochila así.

El Tren De Las Nueve - OikageWhere stories live. Discover now