02. Otra vez tú

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02.

Las horas pasaban más lento de lo que había calculado, movía su pie frenéticamente contra el suelo mientras esperaba sentado fuera de informes para saber sobre el estado de su cuenta con la universidad. Pero no estaba ansioso por eso, estaba esperando que la mujer se apresurara en atenderlo porque ya eran las 8 de la noche y no encontraría otra manera de volver a su casa si lo dejaban ir más tarde de lo normal.

Luego de casi media hora de espera, la puerta de la señorita se abrió y salió de ahí otro alumno con sus papeles en mano.

—Siguiente. —se escuchó desde dentro haciendo que se pusiera de pie y entrara a su oficina.

—¿Kageyama?—ella lo miró con cierta sorpresa como si no esperara su visita.

—Señorita...—dijo sin saber cómo empezar, entre sus manos sostenía un sobre con todo su salario que cubría muy apenas, juntándose con sus ahorros anteriores, el pago de este mes, trato de justificarse pues siempre pagaba una semana más tarde de lo pactado pero cuando se sentó delante de la mesa la mujer se lo rechazó—Yo siempre vengo en estas fechas...

—¿Aún no realizas tu pago?—esta vez ella frunció el ceño como si no estuviera entendiendo lo que estaba pasando, abrió su portátil y buscó en el mientras el negaba con la cabeza.—Entonces ¿porque sale como cancelado?

La mujer giró el portátil mostrándole la pantalla a Kageyama que se quedó sin respuesta cuando vio que efectivamente estaba cancelado, todos y cada uno de los meses hasta el año siguiente.

Tal como lo había prometido.

—Ehh...—no supo qué responder, ni siquiera estaba seguro de que Oikawa hubiera sido el responsable de pagar toda esa cantidad de dinero—Creo que lo olvide—sonrió con nerviosismo, mientras pensaba si estaba bien lo que quería preguntar a continuación— ¿podria ver el nombre de la persona que realizó el pago?

La secretaria asintió la cabeza sin estar convencida del todo ¿como podías olvidar que ya tenías cancelado todo tu año universitario?

—Si, mire—dijo volviendo a girar la pantalla en su dirección—Sale a nombre de Toru Oikawa, ¿usted lo conoce?—habló dudando de que el hombre que había hecho la transacción por llamada se hubiera equivocado.

Kageyama se quedó mirando la pantalla por unos segundos, si toda su vida le habían enseñado a no recibir nada de extraños ¿ahora debía aplicar lo mismo? Nadie te podía dar nada, ni regalar nada sin la intención de querer algo a cambio ¿no? y el solo pensar que el mismo chico de ayer podría localizarlo fácilmente porque ahora sabía donde estudiaba le dio escalofríos. Tenía que pagarle todo de vuelta... de alguna forma.

Su mirada subió al reloj en la pared donde estaba colgado y el solo ver la hora le hizo recordar que no podía quedarse ni un segundo más ahí.

—Ah si, si si—respondió con prisa, mientras se ponía de pie torpemente empujando la silla para atrás más de lo necesario—Gracias, por todo—dijo sin saber cómo salir antes de la habitación—Me retiro, ¡gracias!

Volvió a gritar mientras salía por la puerta de la oficina. Prendió la pantalla en su teléfono, eran las 8 y 55, a las nueve pasaba el último tren y realmente no tenía otro modo de volver a su casa. Corrió tan rápido como sus pies se lo permitieron, adoraba esa hora de la noche aunque fuera la más arriesgada, pero que hubiera tan poca gente le gustaba.

Nunca usaba la estación que estaba cerca de su universidad, siempre caminaba o corría una estación más para poder tomar el tren.Pues si bien estar en una universidad de gente adinerada era casi un mundo distinto al que conocía normalmente, ninguno de esos alumnos había puesto un pie en un transporte público, todo su mundo para ellos era transportarse en sus carros privados y si lo vieran entrar o salir de esa estación posiblemente sería el fin de sus contactos universitarios.

El Tren De Las Nueve - OikageWhere stories live. Discover now