En el que Taehyung, el hijo de un rico empresario en Corea, es enviado a un pequeño campo a las afueras de Seúl como castigo por su comportamiento inapropiado.
Jungkook es solo un tímido chico que trabaja en la pequeña granja vecina.
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"¿Qué tenía que ver su puerta con darle la bienvenida?" Pregunta Namjoon, tranquilo como siempre, parece estar enfocado en su libreta pero Jungkook sabe que está prestando atención, Namjoon es muy listo y puede hacer varias cosas a la vez.
"R-rechina mucho, no creo que le hayan puesto a–aceite en m-mucho tiempo" Jungkook sabe que la conversación no tiene sentido, sabe que entró en pánico en cuanto vió al vecino aparecer frente a sus ojos y por eso se comportó aún peor de lo que él o Namjoon pudieron haber imaginado.
"¡N-no importa, Namjoon! E-el punto es que hice el ridículo y n-no puedo volver a poner un pie en esa cabaña"
Entonces Namjoon levanta la vista de la libreta, alza una ceja y mira directamente a Jungkook, siente que está observando hasta su alma, así que se cruza de brazos como si eso pudiera protegerlo de los penetrantes ojos del mayor.
"¿Qué? ¿Él nuevo vecino es guapo o algo así?"
Jungkook se lleva las manos a la cara porque, por su puesto, Namjoon tenía que dar en el clavo.
"El vecino n-ni siquiera es realmente nuestro vecino, ¿Sabes cuando tardé e-en llegar allí? ¡7 minutos, Namjoon!"
"¿Los contaste?"
Jungkook abre la boca, ofendido, niega con la cabeza y decide que no tiene sentido intentar hacer entender a Namjoon el problema, después de todo ya cumplió con el pedido y no tiene que volver a darle la cara al desconocido.
...
Taehyung mira desde la terraza de su habitación las luces en el horizonte, parecen pertenecer a una pequeña granja, no debe estar muy lejos de la cabaña, se pregunta si el extraño chico que le entregó la canasta vive ahí.
No tuvo tiempo de preguntarle su nombre, pero viendo la actitud del chico puede que se posible que no hubiera querido dárselo, Taehyung nunca se había encontrado con nadie tan particular, parecía un manojo de nervios pero no entendía la razón, Taehyung incluso había intentado sonreír para verse amable, pero parecía haberlo asustado.
¿Así sería toda la gente en el campo? Quizá de eso se trataba. Aunque Seokjin no se había cansado de decir que las personas del pueblo suelen ser más amigables y cálidas que los citadinos, quizá el pelinegro era la excepción.
Si Taehyung era honesto, la interacción había sido bizarra, ver a un chico tan lindo verse tan desaliñado le había saltado a la vista, todos sus amigos en la ciudad siempre estaban vestidos con costosas marcas, impecables, era definitivamente un gran contraste.
"¡Y me dió una canasta con verduras, Jiminie! Algunas aún tenían tierra, ¿Te imaginas? Creo que las cultivó él mismo" Habla Taehyung, en voz alta porque no hay vecinos que puedan escucharlo, el teléfono celular abandonado en el barandal del balcón vibra un poco cuando la voz de Jimin resuena por la bocina.
