👨‍👩‍👦◞ ─ ❛❛ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗧𝗛𝗜𝗥𝗧𝗘𝗘𝗡! ❞

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En la pequeña aldea de Nazaret, un niño llamado Jesús crecía rodeado de la calidez de sus padres, María y José. quienes pudieron seguir con sus sueños, José se convirtió en un excelente y reconocido carpintero, trabajaba con la propia madera que el recolectaba y la vendía, ya sea así sola o haciendo utensilios, mesas, sillas, etc. mientras María, no pudo seguir por completo su sueño de ser maestra, pero pudo ser la mejor maestra para su hijo, ayudándole a estudiar sus escrituras, enseñándole sobre Dios y el don con el que cargaba. desde temprana edad, mostraba signos de sabiduría y compasión que desconcertaban a quienes lo conocían aparte de sus padres quienes parecían ser lo únicos en saber que él era el Hijo de Dios.

- ¡Jesús!, ven a comer. - dice su mamá en la puerta de la casa viendo a Jesús quién estaba jugando con varios niños.

Jesús se gira hacia su madre parando un momento su juego.

- ya voy, madre. - grita Jesús sonriéndole a María, quién asintió ante sus palabras y volvió a entrar a la casa.

- ya me tengo que ir, pero vuelvo en un rato, ¿si? - les dice a los niños, quienes asintieron ante sus palabras.

Jesús les sonríe mientras se levanta del suelo, comienza a caminar hasta que notó a un pájaro herido en el suelo. preocupado por el pájaro, se agachó a verlo, notó que este tenía su ala bastante herida así que con un toque suave, sanó al ave, dejando a los niños asombrados.

- ¿cómo lo hiciste? - pregunta una niña mientras se acercaba a él y al pájaro quién segundos después salió volando.

- yo... yo no lo sé. obra de Dios. - mencionó Jesús, aún no sabía el don con el que él cargaba, así que solamente asumió que fue obra del señor y Salvador. así mismo, se levantó despidiéndose de aquella niña y sus amigos para luego entrar a la casa, viendo a su madre terminando de servir la comida.

- pensé que nunca vendrías, Jesús. - dice Maria riendo levemente.

- lo siento, madre. cuando venía para acá vi a un pájaro que estaba lastimado y yo...

- ¿y tú?, ¿qué sucede hijo? - pregunta María un poco angustiada por el silencio de su hijo, así que sienta a Jesús en una de las sillas de la mesa y ella hace lo mismo.

- madre, ¿me creerías que al acercarme a la ave y tocarle, la curé?

María mira a Jesús unos segundos para luego dejar que un par de lágrimas caigan por sus ojos.

- claro que te creería y lo hago, hijo mío. eres único, Jesús, desde que Dios te mandó a mí lo supe. tu bondad y tu fe ayudo a esa ave a curarse. - sonríe mientras limpia sus lágrimas.

- ¿es obra de mi padre?

- tu padre te envió a este mundo para salvar a los perdidos, para ayudar a los necesitados, te dió un don enorme, Jesús.

Jesús solamente se limita a sonreír y abraza a su madre por dichas palabras. luego de un rato se separan y María termina de servir la comida.

- ¿vendrá mi padre a comer

- si, seguramente no tarda m-... oh, bueno, hablando de él, aquí está. - dice mientras José entra a la habitación con una enorme sonrisa y se acerca a María para darle un beso en su cabeza y hace lo mismo con Jesús.

- ya estoy aquí, hijo mío. ¿comemos?

- si, José. pero antes de todo, ¿qué hacemos antes de comer, Jesús?

- agradecerle al señor por el pan de cada día. - responde con una sonrisa.

Maria asiente para luego tomarse de las manos con José y él, haciendo ellos lo mismo. comienzan a orar, agradeciéndole a Dios por haberles brindado la comida del día así como lo ha hecho siempre.

luego de comer, José se retira despidiéndose y agradeciéndole a María por la comida, así mismo, volviendo a su taller.

- Jesús, antes de irte, recuerde que cuando vuelvas será hora de las escrituras, ¿si? - mira a Jesús mientras levanta los platos de la mesa.

- si, madre. volveré a tiempo, gracias por recordarme. - sonríe y sale de la casa para volver a jugar con sus amigos.


...


José, el humilde carpintero de Nazaret, padre de Jesús y Jesús, compartían una conexión que iba más allá de los lazos de sangre. a medida que el niño crecía, la relación entre padre e hijo se fortalecía con amor, respeto y aprendizaje mutuo.

en el taller de carpintería, José no solo enseñaba a Jesús el arte de trabajar la madera, sino que también compartía lecciones de vida arraigadas en la honestidad y la compasión. Jesús, a su vez, absorbía estas enseñanzas con gratitud, reconociendo la sabiduría de su padre adoptivo.

en las noches tranquilas, bajo el cielo estrellado de Nazaret, José y Jesús compartían conversaciones profundas. José le contaba a Jesús sobre la importancia de la familia y la responsabilidad, mientras que Jesús, con ojos sabios, expresaba su comprensión de un propósito más grande que los vinculaba.

- la familia es algo muy importante, hijo mío. - lo mira.

- si, padre. lo sé, usted y mi madre son mi prioridad y siempre lo serán.

- gracias, hijo. gracias por. cuidar de tu madrey de mi, gracias por cuidarme a pesar de no ser tu padre biológico. - menciona mientras recuerda el día que María le dijo que estaba embarazada.

- padre, no tiene que agradecerme nada, es mi deber como su hijo. además, yo a usted lo considero mi padre, aunque no sea de sangre. Dios lo escogió a usted para ser mi padre terrenal por algo, ¿no? - dice viéndolo con una sonrisa.

- si, hijo, así es. el Señor es un ser incomparable, tienes al mejor padre.

- tengo a los mejores - dice remarcando la s en plural. - padre.

la conexión entre padre e hijo trascendía las palabras; era un entendimiento profundo que se reflejaba en la manera en que trabajaban juntos en el taller y en la forma en que se apoyaban mutuamente en cada paso de la vida. en estas interacciones, se forjaba no solo una relación paternal, sino un lazo espiritual que influiría en los destinos de ambos de maneras que aún estaban por descubrir.

A medida que crecía, su reputación de curar y consolar se extendía.

la curiosidad por este niño prodigioso llegó a oídos de algunos sabios de la región. vinieron a Nazaret para conocerlo, convencidos de que este niño llevaba consigo un destino especial.

a medida que Jesús compartía sus ideas sobre amor, compasión y unidad, los habitantes de Nazaret empezaron a darse cuenta de que este niño era único. su impacto en la vida de aquellos que lo rodeaban comenzaba a trascender lo ordinario.

Y así, en el tranquilo rincón de Nazaret, la infancia de Jesús se llenaba de momentos extraordinarios, dejando una huella profunda en el corazón de quienes tenían el privilegio de conocerlo.

𝐉𝐎𝐔𝐑𝐍𝐄𝐘 𝐓𝐎 𝐁𝐄𝐓𝐇𝐋𝐄𝐇𝐄𝐌 - 𝐌𝐈𝐋𝐎 𝐌𝐀𝐍𝐇𝐄𝐈𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora