Capítulo 30

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El camino hasta llegar al hospital había sido  turbado donde pensamientos recorren su mente sin descanso azotando su estado de ánimo.
Preocupada sube hacia la sala de urgencias, donde se encuentra Leonor reunida con los padres de Álvaro sentados a su lado consolándola.
Zara mira directamente hacia su hermana, la cual al verla sale a su encuentro abrazándola sollozando de la misma preocupación.
Zara la mira aterrada con la idea de que pueda ocurrirle algo a su marido.

— ¿Se sabe algo? ¿Cómo está Yassir, han salido los médicos? — Sintiéndose cada vez más asustada hace varias preguntas.

— Venir por favor, tomar asiento y ahora mismo os traigo una bebida. — Propone Amanda llevándose un poco lejos a Zara y su hermana para que se sienten y hablen.

Entre tanto, Leonor habla con los padres de Álvaro sintiéndose más arropada por la preocupación de estos.
Prácticamente se conocen mucho antes de nacer los niños, viene de una amistad de los padres de su ex marido.
Los cuales se han llevado muy bien.
Las horas pasan, Raphael llega nervioso preocupado por su hijo, habla con los padres de Álvaro para después ir a tomar asiento junto a Zara y su hija.

— Zara, ¿Cómo estás? — Pregunta Raphael tomando su mano para consolarla cansando por las horas que había permanecido en el avión.

— Estoy mal, no quiero pensar que algo malo le ocurra a Yassir.

— Confiemos en que nada malo le ocurra, mi hijo es fuerte y podrá salir adelante. — Toma asiento Raphael ante la mirada oscura de Leonor.

Aún así, ella permanece sentada siendo consolada por los padres de Álvaro durante un rato hasta que al fin sale el médico para comentar cómo ha salido la operación.
Oriol se aparta de su compañero y habla en privado con Zara contándole como ha ido la operación y lo que más temen es la recuperación de Yassir.
Deben ser pacientes y esperar para ver su estado y evolución.
De momento, no puede recibir visitas ya que se encuentra en cuidados intensivos.
Su tío le propone que se marche a descansar y él mismo la mantendrá informada avisándole cuando puede visitar a su marido.
A pesar de no quererse ir, Amanda logra convencerla y se marchan juntas.

Zara se la pasa todo el camino y parte de la noche llorando pensando en su marido orando para que nada malo le suceda.
Al día siguiente, no tiene fuerzas para ir a trabajar, quiere estar sola en la cama abrazada a la almohada donde el día anterior durmió con su marido y aún conserva su fragancia.

— Zara, debes de recomponerte, pienso que a Yassir no le gustaría verte así.

— Lo sé, pero no tengo fuerzas Amanda para salir de este cuarto. Quiero salir cuando mi tío me diga que Yassir está bien.

— Pero ya sabes lo que hay, ni tu tío te puede decir nada, ahora mismo Yassir está conectado a una máquina, ni los mismos médicos saben nada sobre su evolución ni cuánto tiempo va permanecer en ese estado.
Dime, ¿Vas a estar encerrada sin salir muerta en vida?

— No, por supuesto que no.

— Entonces, levántate, vístete y si en verdad amas a tu esposo ve a trabajar y sigue haciendo tu vida como la estas haciendo aunque por dentro ardas de sufrimiento.

— Solo quiero que se recupere pronto. Quería separarme de él por un tiempo, pero no de esta manera. Jamás hubiera imaginado que le ocurriera algo similar.
Me siento tan desamparada sin él, tan desolada por no saber con exactitud que va suceder.

— Llora amiga todo lo quieras, pero hazme la promesa de cuando termines de desahogarte, te vas a dar un baño, te vas arreglar y vas a continuar haciendo las cosas como las estabas haciendo antes. — Zara asiente con la cabeza agradecida con el apoyo recibido de su amiga se mete en el baño y se da una larga ducha para comenzar arreglarse para ir hasta el trabajo aunque sea tarde.

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