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|36| Cloro de piscina

Luk

A los doce, Carlos y yo tuvimos otro encontronazo.

Me llamó "boba" y me dijo que tenía unos ojos horribles y que ni las gafas lograban ayudarme a disimularlos.

Lo llamé "tonto", porque no encontré nada mejor que decirle, y casi le salté al cuello.

No me pegó como cuando éramos críos, pero en medio de la discusión me empujó accidentalmente y caí en la piscina del colegio. Por alguna razón cutre, sólo quedábamos nosotros dos debido a un castigo del profesor que nos escuchó discutir la primera vez, por lo que nos habíamos tenido que quedar a recoger y ordenar.

Tiré de su tobillo para hundirlo conmigo.

Casi nos ahogamos esa tarde. Entre movimientos torpes y respiraciones aceleradas caí en cuenta de que un segundo es suficiente para arruinar todo y dos para cambiar tu manera de pensar sobre alguien.

Aunque bien, a él se le daba mejor mantenerse a flote, y colocó su mano en mi brazo y me jaló con fuerza hasta el borde e impulsó mi cuerpo primero. Luego lo ayudé a subir.

Nos miramos en silencio y rompí a llorar.

Los pulmones me ardían y sentía que casi había muerto rodeada de cloro de piscina.

Me abrazó y me dijo que le gustaba Lander desde críos, que por eso la molestaba, y que sus padres no paraban de discutir.

Sin saber como igualar aquello, le confesé que no sabía nadar.

Me tomó de la mano y juntos nos sentamos en el borde de la piscina, balanceando nuestros pies en el agua.

Nos odiabamos. Nos habíamos insultado mucho a lo largo de los años. Casi nos matamos a golpes en el pasado. Pero ahora... daba igual.

A partir de ese fuimos amigos. 

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Cuando el mundo caigaWhere stories live. Discover now