YOGA

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—¡Nicho! ¡Nichole!— en todo el apartamento solo se escuchaban gritos eufóricos de el lindo Euijoo, corría tiernamente buscando a el taiwanés, quien salió bastante confundido de lo que parecía ser la cocina.

—¿Qué sucede Euijoo? Nunca has gritado de esa forma
— habló preocupado pero a la vez irritado.

—Nichole— le volvió a llamar con una hermosa sonrisa radiante aún encontrándose frente a él.

—Dime Juju— dijo sin mucho interés, pensando que era solo una broma de el menor para fastidiarlo.

—Me encontré con algo, muy pero muy interesante— su sonrisa no desaparecía, hasta lucía como si se agrandara aún más.

—¿Qué viste mi naranjita?— se cruzó de brazos y lo vió fijamente mientras daba una sonrisa cansada, esperando que el chico rojito dijera la idea que tenía en mente.

—Yoga.— soltó completamente seco y sin previo aviso, y su sonrisa seguía, empezaba a dar miedo y parecía que sus mejillas se habían congelado.

—¿Yoga?— confusión se notaba en su voz, levantando una ceja buscando una explicación más detallada.

—Si, encontré que para reforzar la amistad se puede realizar Yoga en pareja— colocó sus manos detrás de su espalda y se meció sobre sus pies, logrando que se viera de una forma muy tierna, convenciendo casi al instante a Nicholas aceptar.

—Está bien...¿Cómo empezamos con esa cosa?— un suspiro cansado salió de el, mientras masajeaba su cien algo estresado.

—Ven, vamos a la habitación, creo que ahí podemos estar más cómodos— tomó la mano de el mayor, caminado tranquilamente a la habitación que compartían.

—¿Qué debemos hacer? Me imagino que si es yoga tenemos que calentar y estirar ¿No?— preguntó, mientras miraba las piernas de el menor, quien se encontraba sentado en la orilla de la cama.
Este tenía un pantalón corto holgado de color negro.

—Ujum ujum, tenemos que estirar muy bien, yo realmente soy pésimo en eso y tú lo sabes muy bien, así que quiero que tú me guíes y ayudes ¿Puedes Nicho? — una tierna sonrisa se formó en los labios abultados y seductores de el menor, cruzando sus piernas y apoyando su cuerpo sobre sus brazos recostandose levemente hacia atrás.

—Mmh..claro que puedo— no apartó la mirada de las provocadoras piernas de el menor, sonriéndole de forma sugestiva, a lo cual no le tomó mucha importancia Euijoo.
Solo asintió feliz y esperó a que el mayor le diera indicaciones.

—Primero, debes aflojar las piernas, debes abrirlas lo más que puedas, y es mucho mejor si logras hacer un Split; de todas formas yo te ayudo.— indicó mientras se acercaba a el menor, colocándose frente a él esperando que abriera sus piernas.
Euijoo acató lo dicho por el mayor, abriendo lentamente y cuidadosamente sus piernas tratando de hacer su mayor esfuerzo por lo cual se terminó de acostar sobre la cama para mayor comodidad.
—¿Así está bien?— consultó después de haber abierto un poco pero no lo suficiente.

—Falta un poco más— Nicholas quien tenía la mirada muy fija sobre las acciones de Byun, acercó sus manos a los muslos internos de el menor y los presionó un poco, logrando que las piernas de el coreano de abrieran un poco más.
Pero para Nicholas esto aún no era lo suficientemente abierto así que volvió a presionar los suaves muslos con un poco más de fuerza, escuchando como un quejido de dolor provenía de Euijoo.

—N-no.. Nicholas d-detente me duele...— un tembloroso jadeo salió de el, pero aún así el mayor no lo soltó, mantuvo sus piernas en la misma posición esperando que el menor se acostumbrara para poder lograr abrirlas más y hacer un Split perfecto.
Al ver que ya el menor no se quejaba las abrió más escuchando como Euijoo daba un pequeño grito de dolor.

My Innocent Treasure Onde histórias criam vida. Descubra agora