PHEROMONES

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Enormes cantidades de personas caminando de un lugar al otro, escuchandose el bullicio entre cada espacio, resplandecientes luces de gran potencia, olores mezclados de diferentes fragancias tanto de comidas, aparatos, productos de estética y perfumes variados.
Risas de niños en el área de entretenimiento, parejas enamoradas caminando como manzanas acarameladas y familias con apariencia de dulces agrios comiendo en el patio de comida.

Una idealizada imagen de un centro comercial, y no había margen de error en este relato, por donde lo vieran esto era la realidad y Euijoo estaba un poco disgustado por tanta gente.
Es decir, el no odiaba a la gente, el era un Idol, tenía que estar acostumbrado a las grandes masas de gentes, pero aún así no se sentía cómodo, admiraba y amaba que Luné -los aficionados y amantes del grupo- fueran tan respetuosos al ser un fandom de cantidad pequeña.
Aunque se los encontrara mientras caminaban ellos saludaban desde lejos con el mayor respeto posible, sin invadir su vida personal. Amaba mucho a Luné sin duda alguna.

-Ejoo, mira tenemos que entrar a esa tienda, ahí encontraremos lo que me falta comprar.- Byun había salido se compras casi obligado por Koga y Harua, ambos emocionados porque su línea de maquillaje favorita había sacado una nueva colección en colaboración a su línea de modelaje preferida.

Euijoo solo había aceptado porque el también quería comprar alguno productos como rubores y bálsamos que ya se le habían terminado, pero de todas formas se sentía muy asfixiado con tanto alboroto porque para su mala suerte habían decidido ir uno de los días más concurridos de cualquier centro comercial o de entretenimiento.

Entraron a lo que se suponía debía ser la última tienda en visitar, gracias a los santos esta tenía un ambiente mucho más tranquilo sin muchos olores mezclados y ruidos casi nulos.
Byun seguía en silencio al par emocionado que conversaban sobre distintas cosas, pasando de maquillaje a la última película de Avenger.

Se detuvo por un momento al notar que estaba cerca de la zona de rubores, así que decidió ir a ver si había alguno que lo enamorara.

-Hyung, adelantense, voy a buscar algo para mi.- informó mientras se desviaba, escuchando como el mayor le respondía de forma positiva.

Había una cantidad innumerable de rubores, de diferentes marcas, formas, tamaños, tonalidades y hasta presentación.
El prefería los rubores líquidos, los cuales daban un aspecto muy sutil, que casi no se notarán además de un pequeño brillo y tonalidad.

Estuvo durante un buen rato observado varios de los rubores, aunque ninguno lo convencía al cien por ciento, considerando darse por vencido.
Un chico, trabajador de la tienda lo había estado observando ya hace un rato, causándole mucha ternura al verlo en constante desacuerdo con lo que tomaba.

-Estas haciendo mal, debes tomar los tonos corales y naranjas, así tu rostro se verá más iluminado y tierno.- se acercó con total normalidad, asustando en un inicio al chico de cabellos rojizos.

-Ah.. si, je.. eso tiene un poco más de sentido.- afirmó levemente nervioso, mientras tomaba uno de los rubores en tono coral que le había llamado la atención.

-Ese es uno de lo mejores, por lo que he visto es que no quieres uno que pigmente mucho, que quede como una fina capa sutil. ¿O me equivoco?- le sonrió mostrando sus dientes, admitía que ese chico de cabello rojo era extremadamente lindo, podía notar que su cuerpo era como el de un modelo, sus medidas eran estándares, además que su rostro era muy hermoso, con ojos grandes, nariz perfilada y perfecta, labios muy esponjosos y rojos, perfectamente humectados, apostaba que sabrían a fresa o cereza. También había notado que su voz era suave y linda, era un chico perfecto.

-Oh no, no se equivoca, eso es justo lo que quiero.- le correspondió la sonrisa, pero a las misma vez se cohibió en su lugar, sintiéndose pequeño.

-Podemos hacer una prueba de este rubor y así decides si llevártelo o no, ¿Te parece bien?- ya con tan solo ver su mirada se notaba que el joven empleado buscaba una forma de coquetearle, pero aún así aceptó porque le había gustado el empaque de rubor.

My Innocent Treasure Where stories live. Discover now