Capítulo 11

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Claris

Mi profesor estaba sentado frente a mi esperando a que terminara el test vocacional. Lo días habían pasado muy rápido y con ellos los mensajes y videollamadas de Will volviéndose un poco más extensos cada día, no la gran cosa, pero notable al igual que con las notas de voz.

Le di terminar al cuestionario y los resultados se dispararon en la pantalla al instante.

En primera salió: Verbal.

Aquellos que su gusto era transmitir ideas, pensamientos o contar anécdotas con una facilidad innata.

En segundo: Social.

Eran aquellos que disfrutaban trabajar con gente y relacionarse con ella.

Y para ser sincera, no me identificaba con ninguna.

Levanté la vista hacia mi profesor. Me sonrió y solo hice el intento de devolverle el gesto antes de regresar a la pantalla.

Esto se suponía que me dejaría más claras las cosas, pero solo quedé más confundida de lo que estaba.

(ღ)

Metía varios libros en cajas para mandarlas a la casa de la abuela estando sentada en el piso de mi habitación. Muchos de los libros que tenía eran de su biblioteca. Solía mandarme unos cuantos cada mes.

Al abuelo y a ella les gustaba leer, e de ahí mi afición a este hobby.

Y justo cuando me estiré a tomar uno tirado en mi lado derecho, la pantalla del celular a lado de este se iluminó por la notificación de un mensaje. Desvié mi mano, y en lugar de tomar el libro, tomé el celular.

Era Marco.

Marco:
Hola, soy Marco, ¿estás ocupada?

Su mensaje me dio una grata sorpresa. Habíamos estado platicando hace días, pero de la nada despareció y no supe nada de él hasta ahora.

Claris:
Oh, hola Marco, no, no estoy ocupada.
¿Necesitabas algo?

Marco:
Charlar un rato contigo, talvez ;)

Sonreí.

Marco:
¿Te gustaría que nos viéramos en la plaza?

Nos habíamos visto un par de veces, pero aún no lo conocía del todo y tenía que terminar de empacar los libros. Así que le propuse lo primero que me vino a la mente.

Claris:

¿Te parece si mejor hacemos videollamada?

(ღ)

—Hola —saludó un Marco vestido con una camisa blanca y pantalones negros.

—Hola —apilé unos cuantos libros y acomodé el celular para que quedara parado—. Luego de días por fin te apareciste.

—Si —bajo la mirada teniendo una sonrisa en el rostro—. Perdón, pendientes de universidad.

Entendía.

—¿Te interrumpí? —preguntó, señalando algo detrás de mí. Le eche un vistazo a lo que era.

Una caja casi llena de libros.

—¿Eh?, no, no, claro que no —negué moviendo mis manos y dándole una sonrisa—. No estaba haciendo nada importante, solo estaba empacando unos libros de mi abuela.

Querida ClarisWhere stories live. Discover now