ONLY RIVALS // TAYNICK // TAYLOR ZAKHAR Y NICK GALITZINE

9 - Repítetelo hasta que te lo creas.

NICK

- Madre mía Nick, menudo polvo te marcarías.

Era la quinta persona en el día que se reía de los chupetones de mi cuello un día más.

Quería matar a Perez, joder. ¿Pero qué clase de animal hace lo que me había hecho él? Una semana, una puta semana y mi cuello seguía repleto de marcas que llegaban hasta mi clavícula.

No te hagas el duro, en el fondo te pone muchísimo haberlo visto perder los papeles así.

No podía negármelo más. Haberlo visto como lo hice me puso a cien. Pero joder... si vas a marcarme al menos que no se vea.

A pesar de todo, después de despertar solo en mi cama supe que lo que había pasado se había quedado justo ahí, en esa noche. No volvería a pasar por razones obvias; Taylor se había acojonado como por otro lado yo ya esperaba.
Había tenido la típica crisis hormonal, se había corrido con un tío y al día siguiente se había arrepentido.

Un clásico, vaya.

Lo que no esperé fue encontrarme su nota en la nevera diciendo que se iba un par de semanas.

Vale, llevábamos evitándonos una semana. Vale, incluso en los entrenamientos evitábamos mirarnos. Pero... ¿irse?

Joder eso si que me enfadó. ¿Es que ahora me veía como un puto monstruo? ¿Por qué se iba si ni siquiera me había dicho que lo haría?

¿Y tú por qué te enfadas? Si ni siquiera sois amigos.

- Taylor se ha ido - dijo Lexi en voz alta cuando llegó a la nevera para leer su nota - dice que vuelve en dos semanas.

- Como si no vuelve nunca el gilipollas ese - gruño sin dejar de lado la partida en la que voy perdiendo.

Joder, hasta la máquina me gana en este juego.

- Nicky, ¿estás bien?

- De puta maravilla.

Mi hermana se sentó a mi lado y puso su entrecejo tan junto que le marcaba varias arruguitas de lo más adorables en su frente. Siempre que me miraba así, venía charla de hermana mayor hacia hermano menor.

- Nicky...

- En serio Lexi, todo está bien.

- ¿Y por qué me parece que te ha afectado más de la cuenta que tu compañero se haya ido sin decirte nada?

Carcajeé escupiendo todo el sarcasmo del que era capaz de generar.

- ¡¿Qué?! Guau, Lexi, realmente no tienes ni puta idea. Yo a Perez lo detesto con todas las fuerzas de mi alma. Que se haya ido antes de tiempo ha sido un jodido regalo adelantado de navidad.

- Hermano; tú sabes que puedes contarme todo ¿verdad? Que yo te voy a apoyar siempre.

- ¿Y qué cojones tiene eso que ver con lo que estamos hablando de Perez?

Entonces la mano de mi hermana se fue directa hacia las marcas moradas de mi cuello, paseando la yema de sus dedos por ellas. Maldita sea.