Salvarlos

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Mina

Estos últimos meses han sido una completa basura. He tenido que restringir significativamente todos mis gastos gracias a mí hermana. Ikuko y Kenji cancelaron todas mis tarjetas y ahora solo vivo con lo que tenía "ahorrado" que se reduce a una miseria. Mí hermana quiere que cumpla la voluntad de nuestra tía Mimet, conseguir un trabajo, volverme socia y valerme por si misma. Con eso podría obtener mi parte de la herencia. Suena fácil, pero no lo es. Odio trabajar, no me gusta aceptar órdenes de otras personas, no quise estudiar por lo mismo. Mi vida siempre fue de viajes, excesos y fiestas, pero ahora viendo el refrigerador vacío, el departamento en completo estado de suciedad y las cuentas acumulándose, puedo sentir que la ruina me está acechando. Mí familia cree que estoy de viaje por la carta que le envié a Kenji. Pobres tontos, ¿con qué dinero podría viajar? Estoy segura que Ikuko conoce mi estado, pero con todo el mal que le he hecho a ella y la princesa dudo mucho que se conmueva por mi situación. Vuelvo a mirar el desastre de lugar en el que vivo y decido salir para imaginar por un momento que aún tengo la vida de mujer millonaria. Camino por las calles y veo gente enamorada a mi paso ¡que envidia me dan! Si tan solo Kenji me hubiese visto primero, estoy segura que lo hubiese hecho tan feliz. Ikuko tenía tantos hombres para escoger, ella pudo ser feliz con cualquiera, tiene sus encantos, elegancia, sin embargo eligió al hombre que yo amaba. La obsesión por Kenji me ha hecho hacer tantas cosas, mi familia apenas sabe una parte y doy gracias a Dios, si es que existe que no se han enterado aún de lo peor. Me siento sola y es porque estoy totalmente sola, Andrew no regresa ninguna de mis llamadas o mensajes, sé que no lo amo, pero era una compañía en los días grises. Entro a una cafetería exclusiva, me siento como toda una dama de sociedad que ya no soy y miro atenta los precios, solo me alcanza para un café. Tengo que hacer algo, no puedo seguir aguantando hambre, vendiendo mis joyas y sufriendo en la pobreza, podría perder mi departamento. El pago de la hipoteca está próximo a vencer y no tengo ni idea de dónde sacaré el dinero ¡¿qué voy hacer?!

– Por fin te encuentro – habla la última persona con la que quería verme. Diamante se sienta frente a mí. Su mirada es severa, por primera vez siento miedo a su lado

– ¿Qué quieres? – pregunto, no voy a dejar que sepa que estoy arruinada y mucho menos asustada

– Necesitamos hablar y es muy urgente – estaba muy ansioso – tienes que decirme la verdad Mina, por favor

– No entiendo, ¿qué verdad? – pregunto tomando un sorbo de café

– ¿Quién es el verdadero padre de Helios? – su pregunta hace que me quede con la taza en la boca, de un momento a otro la respiración se me corta – no trates de negar, ni inventar historias. Desde hace años sé que Helios no es mí hijo – trato de recuperar la compostura y recurro a mi frialdad

– ¿Qué te hace pensar que Helios no es tuyo? – el ríe de manera sarcástica

– Sabía que lo ibas a negar. Eres una mujer sin sentimientos, una arpía – escucharlo me molesta, trato de levantarme, pero el me toma muy fuerte del brazo y me hace sentar – ni se te ocurra irte, porque te juro por Dios Mina que soy capaz de olvidarme que soy un caballero y tú una dama. Por Helios soy capaz de golpearte sin misericordia ¡quiero la verdad! – ahora si estoy asustada, mi respiración es intermitente, nunca había visto así a Diamante

– Helios es nuestro hijo – digo temblorosa

– ¡Mientes! – dice mientras golpea la mesa. La gente nos mira, pero eso no le interesa a mí acompañante – cuando Helios era tan solo un niño, tuvo leucemia – <<, eso era cierto>> – necesitaba un transplante y obviamente yo pedí que tomaran mi muestra. Helios es mí mundo Mina, es todo para mí – el hombre furioso desaparecía y ahora quedaba un padre preocupado lleno de lágrimas. Sentí mucha pena – mi sorpresa fue gigante cuando yo no tenía compatibilidad con Helios, yo no era su padre – Diamante solloza como un niño pequeño. Me cuenta toda la historia de la enfermedad de su hijo, sin saber que yo la conocía como la palma de mi mano

Entre el amor y el compromisoWhere stories live. Discover now