Lila 𖤐 jikook

Capítulo O1

JungKook miró su reflejo en el espejo, una pequeña sonrisa jugueteando en sus labios mientras se inspeccionaba a sí mismo. La tela de gasa blanca lucía bien en su esbelta figura, la camisa de gasa holgada de color marfil estaba metida en sus pantalones (que también estaban hechos de gasa suave). La camisa tenía un cuello adornado con encaje que estaba abierto alrededor de su cuello, mostrando los bordes afilados de sus clavículas. Los pantalones le llegaban justo por debajo de los tobillos y el dobladillo estaba bordado con pequeñas flores doradas.

Una corona tejida con lilas blancas con perlas entre ellas descansaba sobre sus rizos. Al mirar hacia abajo, se encontró con la banda dorada: una tobillera enrollada alrededor de su tobillo. Estaba vestido de blanco y oro; los colores de la manada Park. El atuendo fue cortesía de su suegra, la madre más querida de su alfa con quien JungKook había interactuado muchas veces en la ceremonia de boda. No podía decir que se había emocionado cuando llegó el traje; siempre había soñado con elegir su propio traje para su boda, pero supuso que había perdido toda posibilidad de libertad el día que se comprometió con el heredero de la manada de Park. Park JiMin

La corona que reposaba sobre su cabeza fue personalizada por su madre; la mujer había querido regalarle a su hijo algo que le recordara su propia tierra. Si había algo por lo que La Terre Des Lilas era conocida era definitivamente por su vasta producción de lilas. La manada Jeon siempre había sido conocida por su horticultura, más concretamente por su exportación de lilas. De las diferentes variaciones de la flor, las lilas blancas siempre habían sido sus favoritas, el tipo de flor tan rara y única a su manera que lo había enganchado a ellas a primera vista.

Una pequeña sonrisa casi orgullosa apareció en sus labios cuando su mirada se posó en la banda dorada que rodeaba su tobillo derecho. Generalmente, un alfa y un omega sólo podrían aparearse adecuadamente si sufrían instantáneamente su celo y su calor, respectivamente. Para marcar su reclamo sobre su futura pareja, los alfas envolvían una banda delgada (en la que estaban grabadas las iniciales del alfa y del omega) alrededor de los tobillos de su omega, para que los demás supieran que el omega en particular estaba fuera del mercado, o tal vez lo hicieron sólo para alimentar su ego; de cualquier manera, era una tradición que nadie tenía el corazón de romper. Generalmente, las tobilleras eran de dos tipos; siendo el primero uno dorado que atestiguaba la presencia de un pura sangre, uno majestuoso. El otro era el más común, una escasa banda de plata que era utilizada por el resto de la población.

A la edad de dieciocho años y seis meses y medio, JungKook todavía no había experimentado su primer celo, pero su madre le había asegurado amablemente que no era nada de qué preocuparse. Él y JiMin se aparearían una vez que el alfa experimentara su celo el próximo mes, y si lo que los mayores dijeron es cierto, entonces el celo del alfa también desencadenaría su celo. Soltando un suave suspiro, lentamente sacó el dobladillo de la camisa de la cintura de sus pantalones de cintura alta, quitando rápidamente la tela de su torso. Luego procedió a bajarse los pantalones por las piernas bien afeitadas.

El sonido de alguien carraspeando lo hizo ponerse rígido perceptiblemente. Se relajó una vez que detectó el aroma calmante de su alfa. Se giró para mirar a JiMin, que estaba parado cerca de la puerta, con los ojos muy abiertos mientras un leve sonrojo florecía en la punta de las orejas del alfa.

─Y-yo, no quise entrometerme. Pido disculpas por la molestia─. JiMin se atragantó antes de darse la vuelta y salir corriendo de la habitación.

JungKook ladeó la cabeza, desconcertado. ¿No se suponía que su alfa le haría el amor dulcemente en su noche de bodas? ¿No se suponía que debía gruñir y abalanzarse hacía él al verlo, casi desnudo? Si lo que le habían enseñado sus profesores era correcto, entonces se suponía que JiMin debía hacer lo que le diera la gana y que le importara un carajo si le incomodaba que viera su cuerpo desnudo.