2. El enemigo en casa

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<<Los contratiempos no son más que pruebas para ver si estás preparado para las recompensas que puedes obtener.>>

ROBIN SHARMA

El enemigo en casa

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El enemigo en casa

— ¿Ace?

— No jodas...

Se sostuvieron la mirada el tiempo suficiente como para que sus cerebros tuvieran tiempo de asimilar la situación, olvidándose por unos instantes de lo violenta que estaba siendo. Para sorpresa de ambos, la mujer rubia decidió romper el hielo, y le dobló la cara al muchacho de un bofetón, presumiblemente abochornada.

— ¡Me dijiste que no había nadie!— voceó al tiempo que buscaba con urgencia su ropa entre las sábanas.

Él tardó un poco en reaccionar, intentando encajar la guantada al tiempo que sus ojos saltaban de la chica a ____ y de ____ a la chica, incrédulo. La rubia, por su parte, no se molestó en ceñirse el vestido que encontró en el suelo: se limitó a cubrirse con su largo abrigo de pelo, cogió su bolso, se calzó los tacones y se apresuró a salir de la habitación.

Solo cuando ____ se apartó a un lado para dejarla pasar, Ace pareció recuperar el control de su cuerpo.

— ¡No tenemos nada, te lo juro!— se apresuró a explicar mientras luchaba por librarse de sus ataduras blancas, levantándose a trompicones para seguirla—. ¡Espera! ¡Vanesa!

— ¡Me llamo Melissa, gilipollas!— bramó desde la entrada antes de dar un portazo.

Ace se detuvo en seco al llegar a la puerta del dormitorio, dándola por perdida. Se apoyó en la madera de la puerta y se humedeció los labios con la lengua, sospesando sus opciones mientras luchaba por mantener la ira bajo control.

— ¿Se puede saber qué cojones haces aquí?— suspiró finalmente, sin molestarse en girarse para mirar a la muchacha, molesto.

Ella, que se había tomado el viejo privilegio de estudiar el tatuaje de su espalda, abandonó su ensimismamiento y carraspeó para aclararse la garganta.

— ¿Te importa ponerte algo antes?— sugirió, sardónica.

Ace echó un rápido vistazo a su desnudez, como si hubiera olvidado el hecho de que hasta hacía unos minutos, había estado tirándose a su ligue de la noche del sábado. Quizás en otras circunstancias lo hubiera asediado un sentimiento de vergüenza, pero tal y como se habían desarrollado los acontecimientos, su sentido común no estaba muy por la labor.

— Vamos, ni que te fuera una novedad...— y su humor, tampoco.

Ella rodó los ojos y decidió volver al salón para empezar a desempacar sus cosas, hastiada. De todas las personas con las que podría haber coincidido, había tenido que cruzarse con el más imbécil.

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⏰ Última atualização: Jan 13 ⏰

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𝗘𝗹 𝗶𝗺𝗯𝗲́𝗰𝗶𝗹 𝗱𝗲 𝗺𝗶 𝗲𝘅 [Ace x Lectora]Onde histórias criam vida. Descubra agora