HISTORIA INSPIRADA EN LA SAGA DE CREPÚSCULO
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Me pongo a pensar en donde haz estado y si quizá algún día volverás. No he estado tan mal desde que te fuiste pero tampoco soy feliz. Nunca conocí a alguien como tú ¿sabes?
Se qu...
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IZUKU
Caminaba a los costados de la pista, no se vislumbraba alguna acera por ningún lado sino un gran manto de árboles cubiertos de musgo ¿Enserio este día no puede ser peor? Maldije a mis adentros, Quizá una aparición sorpresa del sol me vendría bien para la piel y mis pensamientos intrusivos. Recordaba que Shoto siempre estaba a mi lado agarrándome de la cintura con sus grandes manos o que incluso hiciera algunas paradas a su coche para besuquearnos sin ir a más por supuesto, pero avanzar era algo que deseaba. No. Lo necesitaba con urgencia, por su puesto que no tenía hambre porque me alimentaba de cada uno de sus besos, cuan necesitado estaba, era una nueva sensación de satisfacción en el cuerpo que me hacía sentir vivo.
Mis memorias estaban repasando en las muchas veces que comenzaba mi labio a sangrar y de pronto toda la atmosfera romántica se había esfumado, él siempre se tensaba agarrando el volante y maldiciendo por lo bajo, en una de tantas logré oír <<Estúpido humano débil>> Mi corazón se estrujo y juraría por mi propia vida que quería convertirme en uno de ellos, rechazaría mi vida para poder estar con él siempre, sería bello al fin e indiscutiblemente fuerte como para protegerlo como cuando Shoto me salva para no caer en el suelo resbaloso cubierto de hielo o caminar como alguien normal lo haría. No dije nada al respecto, solo un millón de disculpas cuando era consciente que eso no solucionaría nada, ya comenzaba a creer que en realidad si era estúpido.
Al tratar de acabar con mi tenso monologo que en vez de ayudarme me daba fatiga, enfoqué la visión en cual sería la siguiente ruta, no obstante no conocía la calle o más bien los árboles, sí, los árboles, en la semana les encontré diferencia dándoles nombres eran tres principales, él primero (el que debía ver antes que todos) se llamaba Akumi, el segundo (a mitad de trayecto) se llamaba Gege y el tercero (estaba a unos metros de mi casa) se llamaba Shouto como mi novio, era un pequeño secretito que pretendía guardarlo para mi y mi locura interna, tal vez ponerle nombres a los árboles no estaba bien y de repente se debía a la falta de comida que ingería.
―Oh vaya Izuku, te has perdido―Me hice un cumplido sarcástico
No pasaba ni un solo auto por la carretera, y no tenía la suerte de tener un celular para telefonear a mi padre en busca de ayuda, ni a ningún amigo, ni a Shoto...
Me quería poner a llorar como un niño pequeño lo haría cuando pierde a su mamá, pero no, no podía rendirme a quedarme sentado en la base de un árbol y esperar a que alguien vaya en mi búsqueda. Recuperé la poca esperanza que me tenía para salir de este aprieto y me puse en medio de la pista, tal vez podría detener a algún auto antes de que este me atropellara, aunque si lo hiciera podría estar en menos tiempo en un lugar más seguro que el bosque. Cerré los ojos para concentrarme y nuevamente quitar los pensamientos pesimistas que podría tener.
