⸻ como yo te quiero.

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omnisciente

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omnisciente.

—Hola, gordo. —sonrió Joa desde su lugar de trabajo.

—Hola, precioso. —respondió Ivo. —¿Cómo estás? ¿Cómo arrancaste la mañana?. —preguntó con una mueca, también desde su lugar de trabajo.

—Bien, pero cada segundo que pasa me pongo más nervioso. —murmuró, con un brazo cruzado, mientras que con el otro sostenía su celular. Se encontraba apoyado sobre la pared de madera detrás de la barra.

—Tranquilo, cielo. Va a salir todo bien, ¿si? No te preocupes. —carcajeó animando a su novio. —También esperé mucho por eso. Tengo anotado hasta el horario en la pared. —agregó y desde su silla de ruedas, observó el papel colgado al lado de la ventana.

—Me encantaría que me acompañes, al menos no me sentiría tan ansioso. —justo se escuchó una puerta abrirse y saludó a su jefe. Ivo suspiró desde su lado, la verdad que le afligía no poder acompañar a Joaquín a su casting el día de hoy.

—Pero te voy a ver después de eso y vamos a festejar juntos. —intentó calmar las aguas porque sabía que el rubio está desanimado y también nervioso.

—No cantés victoria, amor. Puede que no me den el papel. —fue realista y a la vez, muy negativo. Su frustración por no cumplir un gran sueño, lo consumía a diario y Alfredo intentaba ayudarlo con eso siempre que podía.

—Corazón, no digas eso. Seguro todo sale bien. —contestó e igual que Cordovero, se entristeció. Hubo un silencio de por medio hasta que el rubio volvió a hablar.

—¿Podemos hablar de lo de ayer?. —preguntó con imprudencia y Alfredo suspiró negando con su cabeza. —Amor, si te sentís así podemos hablarlo... Te quiero como me querés, o sea: infinitamente. Y amo poder ayudarte de alguna manera. —ambos rieron y el morocho tardó en contestarle.

—No quiero igual... ¿Lo dejamos para después? Es que... Me da cosa. —mordió su labio inferior afligido y el rubio asintió aunque no pudieran verse.

—Tengo que seguir con el trabajo yo, te amo ¿sí? Cuidate. —se despidieron y cada uno siguió con lo suyo, aunque no pudieron evitar recordar lo que sucedió la noche anterior.

Pero ese tarado, Dios... Lo odio. —soltó enojado el morocho, revoleando su remera lejos por el calor que le molestaba.

Pero Ivo, es mi amigo, no tenés por qué ponerte así. Mil veces te dije que no pasa nada con Mau. —suspiró y se sentó en el sofá al lado del trenzas.

Sigue sin caerme bien, me pone de mal humor y también me pone re inseguro verlo. Siempre lo hizo. —murmuró lo último, calmando la rabia que tenía hace ya casi una hora.

Se enteró que en la fiesta de la semana, Joaquín salió con sus amigos, pero ese no era el problema. Le molestaba que entre todos esos amigos, esté Monzón, que siempre tuvo ciertas actitudes coquetas con Joaquín y quién le generaba una y diez mil inseguridades a Serue.

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⏰ Última actualización: Jan 12 ⏰

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𝙤𝙣𝙚 𝙨𝙝𝙤𝙩𝙨 - 𝘬𝘢𝘺𝘯𝘦𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora