23: Perder (2°)

291 33 9
                                    

Al día siguiente fui a mi casa, ya no lloraba pero mi cara de tristeza y dolor no desaparecía.

—¿Hay alguien?— Dije al cerrar la puerta.

Nadie respondió.

Mi vista se movió hacia una foto en un mueble que hay a la entrada de mi casa. Una foto en la cual estoy yo, con mis dos hermanas y... Y mi mamá. Mi mami llamada Rosa se murió hace un poco más de un mes, y me hace demasiada falta. Sé que era su momento de irse ya que era muy viejita, pero me partió el alma. Yo quería que esté junto a mí unos años más... De verdad que eso hizo que mi vida se venga abajo rotundamente.

Sentí mis ojos débiles. Dejé la llave en el mismo mueble y agarré la foto. La observé unos segundos, y solo la miraba a ella. No pasó mucho hasta que empecé a llorar nuevamente, y muy fuerte. Estaba sensible y triste, y ver esa foto me destruyó. La extrañaba y necesitaba tanto... Sus consejos eran lo único que me mantenían fuerte. Las quiero mucho a mis hermanitas, pero es que mi mami es mi mami.

Mi rostro estaba lleno de lágrimas. Cerré fuerte los ojos y abracé la foto, deseando volver a estar con ella.

—Te necesito tanto...— Dije con la voz quebrada, volviendo a ver la fotografía.

Y fue en ese momento que escuché ruidos en la cocina. Mi primera reacción fue asustarme, dejé la foto en el mueble y di unos pasos para ir al lugar de dónde provenía el ruido, y al ver la razón de esos sonidos, mi corazón y mi respiración se aceleraron, mis ojos se abrieron en sorpresa, y mis ojos soltaron tantas lágrimas como fué posible.

—Mami...— Dije. No sabía si estar asustado, confundido, feliz, o simplemente no pensar tanto.

Ella se dió vuelta, y me sonrió. Me sonrió de esa forma tan dulce, que me llenaba el corazón.

—Mi Mauri...— Dijo con dulzura.

Inhalé aire de una forma cortada y corrí a abrazarla. Mis lágrimas salieron en cantidades abismales al sentir su cálido abrazo.

—Mi amorcito...— Dijo alargando la "i", siempre que yo estaba triste me hablaba de esa forma. —Tranquilo mi amor... Todo va a estar bien, te lo prometo, corazón.

No pude hablar, solo seguí aferrado a ella llorando desconsoladamente. Nadie se imagina cuánto necesitaba ésto. Un abrazo y solo de ella. Porque nunca me gustó el contacto físico, solo de ella, de mi mami.

Y de una persona más que no es necesario nombrar. Para no matarme.

—T-te extraño t-tanto mami...

—Yo sé mi vida...— Hizo que nos miremos. Su sonrisa alegre me alegraba a mí. —Vení, vamos a sentarnos.— Dijo después de limpiarme las lágrimas de mis mejillas.

Asentí y nos sentamos en la mesa, ella en la punta y yo en una esquina.

—Mami te juro que desde que no estás todo es más difícil... Te extraño mucho... Sin vos no soy nada...— Expliqué entre desgarradores llantos, sin soltar su mano.

—Maurito, yo siempre estoy con ustedes... Siempre los estoy cuidando, y siempre va a ser así, mi amor... Siempre.

Me incliné para abrazarla. De verdad todo el dolor que tenía acumulado, lo solté en ese momento.

—Hablemos de ese chico que tiene un espacio muy grande en tu corazón, hijito...

Me volví a sentar correctamente.

—Hice todo mal...— Me quebré aún más. —Arruiné todo... Ahora podría estar con él... Feliz... Pero arruiné todo... Te juro que me quiero matar... Y sin vos y tus abrazos que me llenan el alma... No puedo, viejita... Te juro que no puedo más...

—Mi amor.— La miré. —Tenés que tener paciencia... Todo va a mejorar, y Tiaguito y vos van a poder ser felices...

—No.— Negué triste. —Lo lastimé... Y aunque no fue queriendo, jugué con él... Y no me lo va a perdonar nunca... Fui malo y ahora... ¿Ahora quiero que él me quiera a mí? Soy un caradura... Él nunca me va a volver a querer...

—No digas eso mi amor.— Dijo. —Tiaguito te quiere y muchísimo, y te prometo que van a estar juntos, y te vas a sentir muy bien, amor, te lo prometo. Vos solo tenés que confiar... Y ser valiente, te prometo que vas a ser muy feliz.

Intenté calmarme y dejar de llorar. Jamás solté su mano, su tacto era hiper tranquilizante. Tenerla ahí enfrente me había desaparecido todo mal sentimiento anterior. No me importaba si estaba soñando, o borracho, o lo que sea. Me importaba que la estaba viendo, que la pude abrazar, sentir, ver...

Sonó el timbre.

—Andá...— Me dijo soltando mi mano. —Tranquilo, siempre te voy a cuidar mi bebé.

Asentí limpiandome las lágrimas.

—Te amo mami.

—Te amo mi amor.

La abracé volviendo a llorar y me dirigí a abrir.

No esperaba realmente que sea Tiago.

—Hola.— Me dijo, pero al notar mi rostro triste, cambio su gesto. —¿Qué te pasa?— Entró y cerró la puerta.

—N-nada...— No sabía ni cómo explicarle. —Yo estaba...— Miré el comedor. Ella ya no estaba. Sentí ganas de llorar de nuevo, y eso hice. —N-nada es que... N-necesito a mi mamá y... Y...— No sabía qué decir, no me salían palabras. Volví a llorar desconsoladamente, y Tiago me abrazó muy fuerte.

—Tranquilo, tu mamá siempre te va a cuidar y va a estar con vos, Mau... Tenés que saber eso.— Dijo durante el largo abrazo.

Juro por mi vida que detesto el contacto físico. Pero es que... El de mi mamá y el de Tiago... Es algo que repara mi corazón inmediatamente.
Al ella morir, fue Tiago quién estuvo conmigo. Quién me consoló hasta el último segundo, quién siempre estuvo cuando lo necesité. Y eso fue después de que él se me declare y yo lo rechace, porque supuestamente "yo no sentía nada por él". Al darme cuenta de que eso era mentira, me sentí un estúpido. Tiago estuvo conmigo hasta cuando yo antes lo había rechazado, y yo me doy cuenta de lo mucho que lo quiero después de eso. Justo cuándo él me superó. Soy tremendo estúpido, lo sé.

Luego de unos minutos, estábamos sentados en el sillón. Yo no dejaba de abrazarlo y de estar encima suyo. Soy molesto, pero la verdad es que lo necesitaba mucho.

—¿Mejor?— Me preguntó.

Asentí mirándolo pero poco.

—Sí...— Suspiré profundo, pero la verdad es que volví a llorar. Pero leve. —Perdón.— Le dije. —Perdoname Tiaguito... De verdad... Te pido perdón...— Volví a abrazarlo y a recostar mi cabeza en su hombro. —Perdón... Perdón por lo que hice... No sabes cuánto me arrepiento...

—Mau...— Hizo que lo mire, rompiendo el abrazo. —No es momento para hablar de eso...

—Pero necesito que me perdones, Tiaguito... De verdad que me siento una basura...

—Mau, no tenés que sentirte así, porque lo que pasó ya quedó atrás.— Dijo y sentí mi corazón romperse. —Ya está...

Luego de un silencio horrendo, sonó el timbre. Eran mis hermanas, y como me vieron triste, levantaron la onda del ambiente.

Pero hasta que Tiago no me perdone, yo voy a estar de todo menos bien.



















🥺

One shoots Litiago 2Where stories live. Discover now