2 Entrenando a un caballero 2.7 El secreto de la mina

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- Os sugiero un breve descanso, sería bueno comer algo -propuso Sashi-. Os preparare un estofado. Ella salió disparada a la cocina para alejarse de ese ambiente tan hostil y tenso, por supuesto ella comería mientras preparaba los alimentos.

El maestro Folk proseguía con su plan de mantener la mente, cuerpo y energía de Alasthor ocupados con su entrenamiento, los envió a practicar una justa entre ellos, por su obvia rivalidad naciente esta vez utilizarían espadas de madera.

Sigrid deseaba golpearlo como si fuese una verdadera disputa en una batalla, intentaría todo, solo por demostrar que él es mejor, atacando hasta el cansancio se lanzaba con desdén deseando matarlo, pese a ser solo una espada de madera gruesa y más pesada que una de metal.

- No os lo toméis tan apecho -bromeo Alasthor al notar sus intentos de golpearlo.

El auto nombrado Caballero no lo decía con malas intenciones pero esta broma no fue del agrado de Sigrid, por el contrario hizo enfurecer más, ahora golpeaba con mayor intensidad y sus movimientos se volvían toscos, lentos, desesperados y predecibles; por su parte Alasthor bloqueaba hábilmente cada uno de sus golpes con la espada de madera, utilizando también en ocasiones sus puños y piernas para defenderse de su atacante. En un claro descuido de Sigrid, Alasthor lo tiro al suelo con una fuerte patada, al caer descontrolado perdió su espada, aprovechando la notoria victoria Alasthor coloco sobre su pecho justo en su corazón aquella espada sin filo de madera de forma amenazante.

- ¡Vamos! Levantaos -mencionó retadoramente Alasthor-. ¿Queréis una mano? -Pregunto.

Le ofreció su ayuda justamente y de esta forma le extendió la muñeca y se quedó esperando, pero caso contrario a lo esperado por el caballero Sigrid se negó e hizo rabietas en el suelo, con rabia golpeo la mano de Alasthor.

- ¡No! -se negó a aceptar la ayuda de su contrincante de entrenamiento- ¡Yo puedo levantarme solo! -se exaltó alzando la voz molesto y orgulloso.

- ¡Como vos prefiráis!

Se retiró dejándolo solo y derrotado, lanzo la inútil espada astillada de madera a una de las mesas de armas, tomo aquello como una simple diversión eso no lo vería como algo serio, lo que verdaderamente le preocupaba en ese momento era su estómago, moría de hambre y sed, ya empezaba a sentir los estragos de la falta de alimento, sin más fue en busca de Sashi hasta ser guiado por el aroma de los alimentos cocinándose.

- ¡Mmm! ¡Qué sabroso huele ese guisado! -exclamo gustoso Alasthor.

Ya podía saborearse ese exquisito platillo, dirigido por sus instintos tomo una cuchara onda tallada en madera, se aproximó a probar directamente del caldero, siempre amaba hacer eso en casa y como en Lodes era el príncipe nadie se lo negaba, pero esta vez fue diferente, Sashi le sorrajo un golpe en la mano con una pala de madera.

- ¡Dejad eso en su lugar! ¿Ahora donde están vuestros modales? -cuestionó molesta.

- ¡Auch! -gritó Alasthor ante el inesperado golpe. Eso no lo esperaba, no resultaba muy agradable recibir un golpe cuando lo que deseaba es comer.- Mi deseo es probar vuestro platillo y a cambio recibo un golpe -rezongó Alasthor.

- ¡Bien! Vuestra impaciencia hará que os sirva un plato, pero os advierto debéis esperar a que este tibio aún está demasiado caliente.

Ella sirvió en la mesa cuatro platos hondos y en una canasta coloco las hogazas de pan, este no parecía ser un clásico manjar al que estuviese acostumbrado Alasthor, pero con el hambre que sufría todo ahora era una verdadera delicia, estaba muy impacienté y aunque estuviese caliente lo comía con gran agrado, por su parte Sashi esperaría a que fuera comestible, odiaba que la comida caldosa estuviese hirviendo.

Alasthor el Príncipe Maldito ©Where stories live. Discover now