°• Capitulo 18

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Dos horas más tarde, cuando el coche de Hyunjin finalmente se retiró de la base, un árbol frondoso estaba atado al techo y el maletero estaba lleno de escarcha. Cestas llenas de flores y arándanos frescos estaban en los asientos de Felix. En el regazo del más bajito, había un muñeco de hoja de maíz en forma de ángel.

—¿No es adorable?

Hyunjin miró a Felix. Sólo a él.

—Sí. Muy adorable.

Felix miró hacia arriba, entonces algo le llamó la atención y jadeó. Hyunjin volteó mientras pasaban por una pequeña panadería, que tenía sus ventanas llenas de un escenario de cuento de hadas con castillos de jengibre.

Hyunjin se inclinó hacia delante en su asiento.

—Detente aquí, Jisung. —Saltó del coche, y luego ayudó a Felix a bajar.

Felix casi corrió a la ventana, donde luces de gas daban el brillo a la escena navideña. Apretó la nariz contra el cristal, riendo mientras veía todo. Castillos complejos y casas que tenían nieve en sus techos. Soldados de pan uniformados de gala y montados a caballos con arreos y melenas llenas de azúcar blanco. Había mujeres de jengibre y chicos vestidos con traje y con sus canastas de dulces de mazapán en miniatura en forma de peras y duraznos. Era una de las mejores vistas que Felix había visto nunca.

Tres hombres de jengibre más tarde, salieron de la panadería, y Felix le entregó a Jisung una galleta decorada como un coche de carreras. Hyunjin le sonrió a la acción. Felix siempre pensó en otras personas antes que en sí mismo. No quería riqueza o diamantes. Él quería tan poco. El empresario se preguntó si había algo que Felix realmente quisiera.

Fue entonces cuando Feliz vio a los cachorros. Pequeñas cabezas caninas color marrón con orejas caídas, lenguas colgando y brillantes lazos rojos atados alrededor de sus cuellos se asomaban desde la cesta de un vendedor callejero. Un grito de alegría resonó en el aire mientras Felix se precipitó hacia los cachorros como un socialité de Seúl yendo a una tienda de Tiffany.

—¡Hyunjinnie, mira!

Y el empresario miro. Pero no a los cachorros que estaban lamiendo la barbilla del chico angelical y sus mejillas. Tampoco a los gatitos o a los conejos que el chico cambió de una canasta a otra.

Miró a la alegría en el rostro de Felix y deseaba que pudiera darle al ojiverde ese tipo de felicidad todos los días de su vida.

Felix . Quién prefería cachorros a diamantes. Gatitos a euros. Conejos a...

Hyunjin miró al otro hombre y frunció el ceño.

—Conejos no, Felix. Cachorros... sí. Y gatitos también. Pero conejos no.

(❁´❁)

Los conejos estaban masticando las agujetas de los zapatos de Hyunjin.

Felix se sentó en una silla en el salón abierto de la gran mansión de Hyunjin, con su regazo lleno de cachorros moviéndose, mientras que los gatos ronroneaban mientras escalaban en sus brazos y en los de la silla. Estaba tejiendo arándanos y sonriéndole alegremente a Hyunjin.

Hyunjin, por el contrario, estaba sobre sus manos y rodillas delante de una cubeta de metal lleno de arena húmeda, murmurando y girando el tronco del árbol de Navidad. Era su tercer intento para poner el árbol recto.

—Se ve bien para mí —Dijo Felix alentador. Hyunjin no le hizo caso y el chico angelical apenas rodo los ojos y anudo una cadena de arándanos rojos.

Todo el piso inferior de la mansión, se llenó con el olor fresco de la Navidad. En el momento en que el reloj de la chimenea dio las once, el árbol fue decorado, y las escarchas verdes colgaban a lo largo de la casa. Los lazos con cintas de color rojo, cedro y laurel, pino y acebo colgaban de los cuadros y espejos y envueltos alrededor de los peldaños más bajos de la gran escalera. Había velas en la mesa grande en la sala y al lado de las velas, jarrones con rosas rojas y los más exquisitos lirios blancos. Los conejos, perros y gatos estaban metidos en sus cestas bajo el árbol, agotados después de una noche de perseguir una cadena de arándanos y los zapatos de Hyunjin.

Cada vez que suena una campana // Hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora