𝟏𝟒

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– No sueles llamarme cuando trabajas, ¿Qué sucedió?


– Tengo algo, no te servirá. Pero, tenías razón. Mira lo que te envié.


Tomó el teléfono firmemente y una sonrisa apareció en sus labios por primera vez. Sutilmente, cierra la puerta de su despacho, trata de observar que no haya ningún intruso cerca y coloca cerradura, acercándose al escritorio para sentarse en el mismo mientras observa su computadora iluminarse, una imagen borrosa y con poca nitidez está en la misma.
Borroso y poco iluminado, pero puede reconocer ese destello ámbar tan característico.


– Perfecto, cuéntame tu aventura.


– ¿Hay alguien más ahí?


– Para nada, dime todos los detalles.


























– Sabes que no te dejaré ingresar a mi unidad, ¿verdad? Vas a arruinar mi organización en... ese estado.


Webster toma un sorbo del café que le brindó, una lágrima, su favorito.
Tomó asiento a su lado, y prueba su café negro, al menos estaba satisfecho que no rechazó el café y ahora le estaba haciendo compañía.
Estaban en la azotea del hospital, y el ambiente era ligeramente frío, pero habían subido para tomar un poco de aire luego de la llegada del psiquiatra al establecimiento.


– No estaba en mis planes, discúlpame.


– Pensé que vendrías a trabajar.


– No tengo pacientes. No creo que faltar importe mucho.


– Aún no entiendo porque no te hacen la derivación de los pacientes de Sniffles. Sé que ellos deben decidir, pero que no pasen por ti antes es por culpa de la administración, esas personas están a la deriva porque su psicólogo ya no está y Lumpy no hace el trabajo que le corresponde, y menos su equipo ineficiente.


– Él quería ser dentista, aún no entiendo qué hacía aquí.


– Oye, ¿le mandaste algún mensaje a su familia?


– No.


– Él te quería mucho. Solía venir a mi unidad a buscarte.


– Lo sé, creo que me arrepiento de no haber ido a su funeral.


– Tranquilo, no la estás pasando bien estos días...


– ¿Por qué me estás tratando así? No me molesta, pero... Siento que no merezco que estés siendo comprensiva cuando fui un idiota contigo.


– Porque eres mi persona aquí, Did. Aunque me equivoque o te equivoques, siempre estaremos para el otro.


Sonrió ligeramente y acercó su vaso para chocarlo con el de su compañera, un brindis sin sentido para celebrar su reconciliación.
Observa la hora, eran las seis de la tarde, y una leve preocupación nace en si mismo.


– No quiero molestarte, pero, ¿Por qué viniste? No creo que quieras trabajar luego de que tu turno ya terminó.


– Venía a disculparme contigo, Lumpy me llamó, y Wanda también.


– ¿Has ido a hablar con ellos?


– No sé qué pueden querer, los evité.


𝟏𝟐:𝟎𝟎 𝐀.𝐌Where stories live. Discover now