Parte 7

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Diez de la mañana. Caterina de pie bajo un Citroen ZX al que hay que cambiar el tubo de escape. Es su mes de familiarizarse con los tubos de escape. Con gusto se iría a la otra punta de la nave a ayudar a Marcelino con la chapa de una vieja furgoneta Mercedes Benz. Así, dándole hostias a la chapa hasta que vuelva a estar en su sitio, sin ningún abollón, quizás lograría descargar su rabia. Tiene cara de no haber dormido y se siente estúpida además de despreciable.

Los ficheros de CONEJITO no contenían las cartas de Fran a Carla, sino al contrario. Qué gilipollez. Cómo se le pudo ocurrir que su amiga fuera a pasar al ordenador las cartas de su novio. Sin duda las guarda en algún cajón, cada una en su sobre, ordenadas por fechas, y las relee de su puño y letra, no desde la pantalla con caracteres de imprenta.

Se siente fatal. Enojada consigo misma y con el destino, que ha unido a dos personas que seguramente no tienen nada en común, y con la propia Carla, que es tonta del culo, que se atreve a escribirle a un chico maravilloso esa sarta de ñoñerías y que encima se repite más que un bocadillo de sardinas en aceite. ¿Cómo puede Fran haberse enamorado de alguien tan ridículo? Estoy ilusionada y llena de ilusión, deseando verte de nuevo porque deseo mucho verte de nuevo. ¡Bah! Quiere gritar. Pero no tiene ni fuerzas.

Porque Carla, aunque escriba como una cría de nueve años, le habla a Fran de su mejor amiga en esa última carta que le ha escrito. Y para su mejor amiga sólo tiene buenas palabras llenas de cariño. Cat es estupenda, te va a caer genial; Cat es un poco rara pero es la mejor amiga que he tenido nunca; Cat viste como un camionero pero tiene un gran corazón; Cat está un poco loca pero siempre me hace reír; Cat tiene muchos amigos pero nunca me deja sola.

Se le olvidó poner: Cat es una mala víbora, traicionera y envidiosa. Pero, claro, eso Carla no lo sabía cuando escribió esa carta.

Y Cat se siente hoy peor que Judas, con la excusa del juego de ordenador a modo de beso en la oreja para cometer su traición sin perder su sonrisa de buena persona.

¿Cómo he podido caer tan bajo?, se reprocha durante toda la mañana. Mi príncipe azul, mi hombre ideal, obsesiones, gilipolleces. Es el novio de mi amiga, y se quieren, y qué importa si ella es una cursi y no sabe escribir, algo habrá visto en ella, y tú estás paranoica, eras muy sensata antes de empezar a oir hablar de ese tal Fran, ¿qué coño esperas? ¿Que sea de verdad el hombre de tu vida? ¿Que se enamore de ti nada más verte? ¿Por tu cara bonita?

¿Por esa cara manchada de grasa y de polvo?

¿Crees que alguien tan perfecto se fijaría en ti?

¿Crees siquiera que sea tan perfecto y maravilloso?

¿Crees que él podría romper la maldición, que si te acostaras con él te querría eternamente? ¿Por qué coño estoy pensando en acostarme con él?

Suena una cinta de Terrorvision. Alice, what's the matter? ¿Cuál es el problema? Que me estoy convirtiendo en una zorra paranoica y quiero robarle el novio a mi mejor amiga. ¡Vaya una jodienda!

Javi se acerca sonriente y le confirma lo de la fiesta. Ella tiene deseos de gritarle que le importa una mierda la puta fiesta de los cojones. Pero enfoca la visión y descubre a su mejor amigo frente a ella y prueba a calmarse y le dedica una sonrisa. ¿En la Plaza de Toros? Ah, estupendo. Iré con mi propia pareja y no le dedicaré ni una mirada al maldito Fran, para qué tuve que oir hablar de él. Debo parecer desesperada por encontrar a un tío, joder.

—¿Salimos esta noche? —le pregunta a Javi. Ha decidido pasar de las clases por segundo día consecutivo.

—¿Esta noche, Gata? Es jueves, ¿no tienes clase?

EL CHICO PERFECTO NO SABE BAILAR EL TWISTWhere stories live. Discover now