Sueños premonitorios

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La última noche que José paso en Nazaret no era capaz de conciliar el sueño, había llegado a aquel poblado para desposar a una joven que no le interesaba, había vivido en aquel lugar conociendo a la mujer con la que podría compartir el resto de sus días y ahora tenía todo listo para regresar a casa y fingir que el pequeño paraíso que había descubierto junto a ella, jamás había existido. 

Pero era tan extraño, una parte de él quería irse ya mismo, dejar todas las tonterías del matrimonio atrás y tener la vida como la quería antes de todos esos planes con la mujer más quisquillosa y creída que alguna vez había conocido, aunque, otra parte, la parte que quería escuchar, la parte que lo animaba, decía que María le decía la verdad, que tenía que ir tras la mujer de la que, aún no aceptaba, se había enamorado.

No podía, era descendiente del Rey David, su familia tenía cierto prestigio que debía cuidar, si era una mentira, él habría sido el culpable de llevarle desgracia a su familia, de arruinar el linaje. Sin embargo ¿a quién le importaban esas cosas? a él no, podría buscar a María en la mañana, rogarle perdón y seguir junto a ella. ¿Rogarle perdón? él no había hecho absolutamente nada, es más la dejó ir sin repercusiones, cualquier otro la hubiera acusado y en esa misma tarde la hubieran apedreado, él hizo lo correcto. Si bien era lo correcto ¿Por qué lo hacía sentirse tan miserable?

Al cerrar los ojos las cosas no mejoraron; durante su sueño podía ver a un hombre acusando a María de blasfema y perjurio, diciendo que lo mejor sería que la apedrearan, gritó para defenderla y cuando aquel hombre volteó a verle se encontró con su propio rostro, intentó explicarle que quizá ella decía la verdad, tanto que tuvo el valor de confesarlo en el primer momento que lo supo; aquel otro hombre era más lógico pero algo macabro, en su mirada se veía algo de rencor, le dijo que eran mentiras, igual que hace unos años cuando Leah quedó embarazada después de la boda de la prima de Josué, intentó convencerle que era lo mejor para su familia, que de aceptar la transgresión de ella arruinaría todo para siempre. Dentro de José se libraba una batalla entre la lógica y la fe combinada con un extraño pero existente amor, guardias romanos se sumaron al sueño sosteniéndole de forma en que pudiera ver la masacre que se avecinaba, reconoció el rostro de cada uno de ellos, eran guardias del Palacio de Herodes y uno de ellos se parecía vagamente a Antípatro, heredero del reino de Herodes, la gente en el sueño se acercaba cada vez más a María, todos listos para apedrearla hasta la muerte; consiguió  soltarse del agarre de los guardias y por primera vez lo dijo "Alto, basta. Yo la amo" la confirmación de esas palabras hizo que todos alrededor desaparecieran, la versión lógica de él le imploró por última vez que la dejara y que siguiera adelante pero José le respondió "Quizá me equivoque pero lo único de lo que estoy seguro es que no voy a volverla a perder" En ese mismo instante, el arcángel Gabriel se manifestó en el sueño y le dijo "José, descendiente del querido Rey David, no temas tomar a María por esposa, porque su hijo lo ha concebido gracias al poder del Espíritu Santo. María tendrá un hijo al que pondrás por nombre Jesús. Se llamará así porque salvará a su pueblo de los pecados. Ve ahora a su lado, ella te necesita"

José despertó de golpe, extrañado por lo que acababa de soñar, se vistió y fue corriendo a casa de Joaquin y Ana.

José, golpeando fuertemente la puerta: María, María.

Joaquin, recién levantado y confundido: José, por todos los cielos ¿Qué haces aquí?

José, entrando sin invitación: ¿Y María? tengo que verla, me equivoqué y lo lamento muchísimo.

Ana: ¿Qué es todo este alboroto?

José: Ana, por favor, permíteme ver a María. Sé que me equivoqué y cancelar la boda fue todo un error, por favor, necesito ver a María.

El Evangelio perdido (Fanfic de Journey to Bethlehem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora