Perdón (Nino x Tu)

Cap. 06: Vida

—Mami mira ese chico esta durmiendo.

—Naoto no lo señales es de mala educación.

[Ultima estación Ichihara]

—Naoto ven, tenemos que bajar.

—Mami el chico no despierta.

—Oye, chico hemos llegado a la ultima estación de este tren es mejor que despiertes.

—Oh, lo siento. Creo que me quedé dormido.

Me incorporé, sintiéndome un poco incómodo por ser el centro de atención. La madre sonrió comprensivamente mientras se preparaban para bajar.

—No hay problema, todos hemos estado cansados alguna vez. ¿Te quedaste dormido en el tren?

—Sí, parece que sí. Gracias por despertarme.

Descendí del tren en la última estación, Ichihara. Me estiré, sintiendo el cansancio en mis huesos después de un día agotador. La madre y el niño desaparecieron en la multitud, y me encontré solo en la estación.

—A si que Ichihara... el mundo a veces puede ser tan pequeño... Estoy cerca de casa.

Caminé por la estación, dirigiéndome hacia la salida. Mi mente divagaba entre pensamientos mientras observaba el paisaje conocido. Ichihara era el lugar donde había pasado gran parte de mi vida. 

Cada recuerdo que tenia aquí era agridulce. caminando por las calles familiares, podía ver la escuela a la que asistí, el parque donde solía jugar de niño, y la pequeña tienda donde compraba golosinas después de clases.

Llegué a la entrada de mi antigua escuela, la obscuridad de la noche le daba una sensación melancólica. La luz de las farolas iluminaba el camino hacia los recuerdos enterrados en mi pasado. Miré hacia la puerta de la escuela, pensando en los días que pase con ella.

—Todo ha cambiado, ¿verdad?

Susurré esas palabras al viento, como si esperara que el eco pudiera llevarme de vuelta a aquellos días más simples. Pero la realidad era que tanto la escuela como yo mismo habíamos evolucionado, cada uno llevando las cicatrices y las transformaciones del tiempo.

Continué mi camino por las calles de Ichihara, sumido en la nostalgia. Los lugares familiares parecían susurrarme historias de un pasado que alguna vez fue mío. Pero, a pesar de lo familiar, me sentía como un extraño. 

Mi andar se detuvo al llegar al cementerio local.

Caminé entre las lápidas, la luz de la luna arrojaba sombras sobre los nombres tallados en piedra. Mis pasos me llevaron a un lugar específico, una pequeña lápida que como era de esperarse estaba cubierta de polvo dando a entender que nadie la había visitado.

—Hola, Aiko. Hace tiempo que no venía.

Mis dedos rozaron la inscripción en la lápida, recordando a la mujer que me había salvado hace tiempo 

—Has pasado por mucho desde la última vez que estuve aquí. Si tan solo pudieras verme ahora...

Mi voz se perdió en el silencio del cementerio. La pérdida de Aiko había dejado un vacío en mi vida que nunca se llenaría completamente.

 —Aun no logro tener la vida que tu querías para mi, pensé que si me alejaba de esto podría obtener eso pero cada día es una lucha. Los recuerdos de aquellos momentos vuelven a mí como fantasmas. Cierro los ojos, tratando de bloquear las imágenes de aquel día, pero siempre vuelven.