PROBLEMA RESUELTO

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Dos días.

Lo habían liberado hace dos días y recién hoy Tae se había decidido a ver a Jimin. Lo extrañaba tanto que sentía que le dolía hasta físicamente.

Tae sonrió al ver el edificio donde vivía su novio. No había tenido muchos motivos para sonreír últimamente.

Para empezar, lo habían despedido de su trabajo por lo de su estadía en la cárcel.

También había comenzado a ver un psiquiatra. Las sesiones eran agotadoras, tenía tantas cosas que tratarse que probablemente estaría en terapia por el resto de su vida.

Para rematar todo, su gemelo había vuelto a atacar el día anterior. Afortunadamente para él, el episodio sucedió cuando estaba con su psiquiatra, lo que había terminado de convencer a la policía de su inocencia.

Debió ir una vez más a declarar por aquel asunto y al salir Tony se había ofrecido a llevarlo con Jimin. Aún no sabía cómo lo recibiría, pero si tenía que pedirle perdón de rodillas por como lo había tratado lo haría feliz si podía recuperarlo.

—Aquí estamos. —Le dijo Tony cuando estacionaba.

—Espero que me perdone. —Le dijo preocupado.

—Lo hará, sabe que lo hiciste para alejarlo, me lo dijo.

Le sonrió y bajó del automóvil, Tony también salió del carro y fue a su lado.

—Ánimo. Haz esto por los dos, así yo tendré la esperanza de creer que algún día también podré ir a buscar a Leo...

—Gracias por...

Fue todo lo que pudo decir cuando fue interrumpido por un disparo y Tony se desplomó violentamente al suelo.

—¡Tony! —Gritó agachándose junto al cuerpo de su amigo y tratando de detener la sangre, santo cielo había tanta sangre...

—¡Sube al carro! —Le dijo un hombre apuntándolo con una pistola.

No era cualquier hombre, era su hermano. Era impactante verlo, como mirarse a un espejo. Estaba desaliñado y su mirada era confusa, pero eran sus facciones, sus ojos, su voz...

—¡Sube al carro! —Le repitió agitando la pistola.

—Si lo dejo aquí morirá...

Su hermano se acercó a él y le puso la pistola en la cabeza.

—¡Sube al carro! ¡Es la última vez que lo pido!

Fue empujado hacia al asiento del conductor, encendió el motor y trató de demorarse para darle tiempo a la policía. Alguien debía de haber escuchado el disparo, no era posible que nadie lo escuchara. Pero para su desdicha Jimin salió corriendo hacia la calle y cuando su gemelo lo vió, le apuntó con el arma y disparó tres veces.

—¡NO! —Gritó con todas sus fuerzas cuando Jimin cayó al suelo.

Su primer instinto fue frenar y correr hacia él, pero su mente reaccionó en segundos y apretó el acelerador. Debía alejar a su hermano de Jimin. Si aún estaba vivo, no le daría la oportunidad a su gemelo de darle el tiro de gracia.

Está vivo, se repetía en su mente, debe estar vivo, por favor Dios, que esté vivo.


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Jimin estaba devastado. Nunca se había sentido más triste en su vida que ahora. Tae había salido de prisión hace dos días y no lo había llamado ni lo había buscado.

SOLOWhere stories live. Discover now