Enemies to lovers (David x Gael "El Amor Invencible")

AMENAZAS

-"Buenas noches"- saludo Ramsés. Su presencia hizo que el agradable ambiente que segundos antes estaba disfrutando en familia se terminara.

Ramsés estaba viendo específicamente a Gael quien automáticamente se tensó ante la mirada de exasperación que le dedicaba su padre. El momento de tensión se vio interrumpido por AnaJu quien fue la primera en ir a abrazar calurosamente a su abuelo, seguida inmediatamente por Oliver y Kika quienes siguieron el ejemplo de AnaJu y también rodearon en un abrazo al hombre mayor sin saber la clase de persona que era su abuelo.

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En la penumbra de la noche, David se hallaba, completamente satisfecho. Apenas unas horas atrás, la noticia que era la pieza más importante de su plan había llegado: el anuncio de que ahora ostentaba el puesto de fisioterapeuta. Había logrado infiltrarse con éxito en la familia Torrenegro.

Desde ese momento, todo estaba consumado. Había ingresado en el epicentro mismo de la dinastía que, hasta ahora, había escapado a la justicia. Finalmente, Marena, Jacinta y todas las almas que habían sido víctimas de las maquinaciones de Ramsés verían la luz de la justicia brillar sobre ellas. Después de años de impunidad, la maldad de Ramsés llegaría a su fin. Caería, desmoronado desde el mismísimo núcleo de su familia. Lo destruiría de la misma manera en que él había destrozado una parte esencial de la vida de David años atrás.
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-"Es la cúspide de la indignación, que cuando no estoy presente, todo se transforma en un desastre en esta casa"- lamentó Ramsés con aparente decepción mientras ingresaba a su oficina, acompañado por su hijo. -"¿No puedo confiar en ti, Gael?"- inquirió Ramsés. -"Bueno, no te quedes en silencio, hijo. Habla, no he educado a un pusilánime"- espetó Ramsés con frustración.

-"¿Será porque no soy feliz, papá?"- preguntó Gael con cansancio.

-"No, nadie lo es", expresó el hombre mayor. -"Todos en esta casa viven sumidos en el engaño, envueltos en falacias. El amor verdadero, la unión del alma, incluso a tu edad, te falta valentía, esa es tu principal carencia para enfrentar la vida"- se burló Ramsés.

Gael interrumpió la farsa que su padre intentaba mantener. -"Ya deja de humillarme. Ambos sabemos que no estás aquí por preocupación familiar. Seamos honestos y vayamos al grano. ¿Hay algo que no te guste en la forma en que se están manejando tus negocios, o me equivoco?"- indagó Gael con determinación.

Ramsés, resignado, asintió -"Muy bien, ahorrémonos palabras y pongamos las cartas sobre la mesa"- dijo, cerrando con cuidado las puertas de la oficina para garantizar que la conversación tan personal que tendría con su hijo no fuera escuchada por oídos indeseados.

-"Ha habido... digamos irregularidades en mis otros negocios"- susurró Ramsés con seriedad. -"La mercancía ha estado desapareciendo misteriosamente. Tengo a mis hombres investigando esta anomalía, pero aún no encuentran la razón tras este misterio. Espero que no seas tú quien esté detrás de todo esto, Gael"- declaró Ramsés con suspicacia.

-"Sospechas de mí"- afirmó Gael con una risa carente de humor.

-"Ya has desplegado a tus espías para que rastreen cada uno de mis movimientos, tanto en el mundo físico como en el virtual. No hay rincón de mi vida que escapes a tus insidiosos ojos. Puedes examinar las finanzas de la empresa a tu antojo, porque eso es lo único que te importa, ¿no? Tu dinero, tu maldito dinero. ¡Como para que te entierren entre fajos de dinero el día que te mueras!"- espetó Gael con furia, antes de recibir el contundente impacto del puño de su progenitor en el lado derecho de la mandíbula. Ya podía sentir el sabor metálico de la sangre en su boca.

El fuerte impacto lo dejó aturdido antes de que su padre lo agarrara bruscamente por el cuello de la camisa, respirando profundamente y visiblemente alterado. "Escúchame, Gael. Por tu bien, más vale que no estés implicado en la desaparición de la mercancía", advirtió Ramsés en un tono peligrosamente bajo.