ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 4

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Nuevo día, nuevo terror que estaba claramente indispuesto a correr, entro por las puertas de aquel restaurante y actuó como si nada, saludando a quienes conoce y practicando su acto como de costumbre.

- Venti! ― se acercó Aether.

- Oh, Aether.. cómo estás? ― sonrió lo mejor que pudo, pero realmente.. la noche pasada no durmio casi nada.

- escuché que el jefe te retó por quebrar un vaso y no te golpeó.. ¿cómo lo hiciste? ― sus ojos parecían brillar, esperando una respuesta mágica.

- Umm.. solo me dijo que.. tuviera mas cuidado y me dejo ir. -

- Vale..? ― sonó desconfiado, solo se fue en silencio.

Venti pudo sentir aquellas miradas de los empleados, miradas que lo juzgan o lo admiran, con temor, salió a hacer su acto, su respectivo acto.

Hizo sonar la lira majestuosamente, cada nota era un hermoso sonido y arte para los espectadores, quienes admiraban la pasión del pelinegro en el escenario.

Venti finalizó, se sintió orgulloso de oir tantos aplausos, tantas felicitaciones, sonrió y saludó a los espectadores, para luego irse a la sala de estar.

- Este.. em.. Venti? ― llamó una rubia.

- Disculpa, si?-

- te llama el jefe.. -

Una mirada de pena se vio en la cara de aquella rubia, Venti solo se dirigio con miedo hasta la oficina. Recorriendo el pasillo, entró en aquella sala claramente dando su icónica palabra.

- perdón.. -

- Oh.. es Venti. -

Sonrió levemente, vió entrar al chico con su dulce carita, no pudo evitar levantarse a acercarse a aquel angelito.

- Ehmm.. lo lamento, hice algo mal? - preguntó algo aterrado.

- no no, me gustó tu acto.. fue.. hermoso. -

Venti se mordió el labio, algo incómodo por aquel elogio. Se fueron acercando hasta quedar lo suficientemente cerca uno del otro.

- Venti.. cómo has estado? -

- B-Bien.. y tú? ― Venti sentía su cuerpo temblar de miedo.

- Por qué tiemblas..? -

Al oír esas palabras, no pudo evitar recordar aquella llamada, apretó los puños y se intentó tranquilizar.

- Lo siento.. de verdad.. -

- no te preocupes, mira, ven.. -

Se sentó en la silla y palmeó para que Venti se sentase en sus piernas, el menor sin mas remedio obedeció y se acurrucó en el pecho de Zhongli, con fuerza, este otro lo abrazó y lo sostuvo de la cadera.

- tu eres como.. un angelito.. lo sabías? -

Venti se mordió el labio, con un tono rojizo en las mejillas miró a los ojos al pelinegro.

∂iscυℓραмє -Zhongven (?)Where stories live. Discover now