Oneesama

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Me siento atontado, dolorido, y patético. 

Tengo rastros de moco seco en la barbilla y el cabello húmedo del sudor. 

Juraría que acabo de salir de una pesadilla. 

No estaba muy consciente de lo que pasaba, parecía estar flotando en el limbo, aunque la cabeza me martilleaba constantemente. 

Cierro los ojos quejándome del dolor en mi cuerpo, mientras ruedo por la cama. 

Una mano se cierne sobre mi hombro, en otras circunstancias me habría exaltado pero no, justo ahora no me encontraba bien. 

—Te has despertado —dice la voz. Girando la cabeza en su dirección me doy cuenta de quién es. Hay una sensación de molestia e impulso por golpearlo también, pero él lo dijo, no podía decirme algo que no le correspondía contar —¿cómo te sientes? 

—Tal como se supone que debería sentirme. 

Taehyung dibuja una mueca, baja la mirada apretando los puños, molesto. 

Los labios comienzan a temblar y los ojos a picarme, así que dando una mordida a mi labio para no llorar hundo la cara en la almohada. 

La orilla de la cama se hunde al momento en que Taehyung toma asiento, pasa sus manos por mi cabello en una caricia llena de confort. Da un golpe en mi hombro haciendo que saque la cara del escondite; me da una pastilla y un vaso con agua.

Sus ojos cafés se me quedan viendo, no quiero interpretar mal su mirada pero siento que me ve con lástima. 

¿Tan deplorable me veo? 

—Es té de Jasmin.

Explica rápidamente Tae. 

Asiento tomando la pastilla y bebiendo de la taza tibia que calma mis nervios como por acto de magia. 

Era como una especie de té que solía tomar mi madre para calmar sus nervios antes de exponer su caso de defensa ante el juez. 

Me incorporé quedando con la espalda pegada a la cabecera de la cama. 

Siento tanta vergüenza que no puedo levantar la cara y ver  hacia Tae. 

Con la taza pegada a los labios trato de evitar mirarlo a los ojos, aunque es imposible ya que me dan sosiego y una paz infinita. 

—¿Desde cuándo lo sabían?

Taehyung hace un ruido con su garganta que puedo interpretar como que está pensando. 

—Desde que debutamos… 

Eso es demasiado tiempo, ¿entonces porque no me dijo nada? No es algo que sus padres hayan decidido de la noche a la mañana. 

—Jungkook era un niño Jimin, y supimos porque su padre fue a la empresa a hacer un escándalo cuando se enteró que Jungkook había dejado la escuela para ser trainer en una empresa de entretenimiento. 

Bajo la mirada imaginándo a Jungkook temeroso con sus ojitos enormes llenos de lágrimas. 

El corazón se me estruja pero tan rápido como se ablando se volvió a endurecer. 

—Pero… porque no me lo dijo. 

Abulto los labios tallando mis ojos que han vuelto a calentarse y colocarse rojizos. 

Taehyung alza la cabeza mirando el techo. 

—Jimin, quizá el que hayas sido criado fuera del país ha influenciado en tu crianza pero, aquí todavía existen los matrimonios por contrato y estás obligado a cumplir por el bien de tu empresa. 

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