extra

54 8 5
                                    

Agosto 09, 2008. Preparatoria de Seúl.

Había algo que Yoongi odiaba de sobremanera, y era llegar tarde a clase, en especial cuando la primera clase era matemáticas. La profesora era particularmente gruñona, sin tolerancia alguna con el atraso, no permitía que nadie más entrase después de ella. Y Yoongi llevaba, por lo menos, la mitad de la clase tarde. Y todo porque el auto de su madre decidió averiarse cuando apenas doblaron la esquina de su calle, luego tuvo que esperar con desespero a que un autobús pasara y así poder llegar.

Tuvo suerte, porque justo el guardia había dejado el portón abierto un momento al haber salido y él aprovechó la oportunidad para escabullirse, corriendo tan rápido como podía para llegar a la maldita aula, que para empeorarlo todo, se encontraba en el segundo piso.

Estaba hecho un completo desastre, con la ropa arrugada, el cabello revuelto, su mochila a medio poner casi resbalándose de su hombro. Agitado, alterado y asustado, se detuvo en la puerta, escuchando con claridad la voz de la profesora explicando algo sobre aritmética. Tomó una profunda respiración honda, se dio aliento a sí mismo y luego tocó la puerta para después deslizarla al oír el permiso de abrir. Todo el salón lleno se volteó enseguida a mirarlo en la puerta, lo que alimentó sus nervios de sobremanera.

— Señor Min, llega... — la profesora Lee revisó su reloj — media hora tarde, un poco más de la mitad de la clase.

— Y-yo... lo lamento, profesora, tuve un problema familiar.

Para su propia sorpresa, y quizás para el resto de la clase también, la señorita Lee asintió y agitó una mano para apresurarlo a entrar, por lo que Yoongi murmuró varias disculpas, dio muchas reverencias y después de cerrar caminó a paso veloz a su mesa de dos sillas. Justo al frente, ni siquiera miró o saludó a Kihyun, su compañero de banco, solo precedió a sacar su libreta y una lapicera con manos temblorosas, mirando al frente en todo momento, pues la profesora continuó su explicación sin más. Su piel estaba perlada por el sudor debido a la carrera que tuvo que dar, podía sentir el sudor resbalando en su cuello, peor encima con el calor de agosto.

Su lapicera no tenía tinta. Chasqueó la lengua, su estrés subiendo un poquito más. Por más que rayó la parte de atrás de su libreta buscando obligarla a pintar, no lo logró, por lo que terminó rindiéndose.

— Hyun, ¿tienes una pluma? — le preguntó a su compañero de banco, quien por cierto ni siquiera se había volteado a mirarlo en todo el rato. Pero no encontró los ojos chiquitos y la larga nariz de Kihyun, a cambio notó a alguien que no había visto antes — Tú no eres Kihyun.

No lo era. Este chico sentado en el lugar de Kihyun tenía una expresión molesta en su rostro, con los brazos cruzados y el surco hundido en su entrecejo. El cabello castaño era corto, lo suficiente como para apenas llegar a rozarle las cejas, lacio, su cara alargada y delgada. Tenía labios bastantes gorditos, como los de una muñeca, pero sus ojos se veían enfadados. Yoongi no sabía qué hacer.

— No, soy Seokjin.

No solo se veía molesto, también se escuchaba. Su voz salió brusca y hasta un poco hastiada, por lo que Yoongi frunció el ceño y se alejó un poco de él, como si tuviera miedo de que fuera a golpearlo. Pero el chico solo lo observaba sin decir nada más. Ahora que lo pensaba, no lo reconocía o no lo recordaba, y era vergonzoso porque llevaban más de un mes desde que las clases iniciaron y su rostro no le sonaba mucho que digamos. Aunque solo conocía dos, Kihyun y otro chico llamado Jiahn. No eran sus amigos, pero eran los únicos con los que hablaba de su grupo.

— Lo siento — susurró, un poco malhumorado también por la hostilidad de su mirar. Sin decir más nada y no queriendo otro altercado, se acomodó en su lugar, buscando en su mochila otra maldita lapicera. Pero no había nada. Vacío.

IN ; jinsuWhere stories live. Discover now