Capitulo 31

102 9 0
                                    

Su respuesta fue lamer mis labios y levantar mi pierna para pegar mucho más su cuerpo al mío y rozar más nuestros sexos moviéndose suavemente, sin dejar de mirarme, un jadeo se escapó de mis labios, no podía evitarlo, ella me hacía perder completamente el sentido de todo y, aunque la cabeza me gritaba que detuviera esa locura, mi cuerpo entero la reclamaba, no tenía fuerzas suficientes para detenerla.

Introdujo su lengua ansiosa en mi boca y la mía la recibió con la misma inquietud. Puso ambas manos en mis nalgas y yo la envolví con mis piernas, me cargó y comenzó a caminar conmigo mientras yo le lamía el cuello, sentí que mi espalda chocaba con una puerta y como pude la abrí volviendo a besarla, entramos y me colocó sobre una superficie fría. Se separó, encendió una tenue luz y cerró la puerta, entonces me di cuenta que estaba sentada encima de una lavadora dentro de un pequeño cuarto.

Volvió a mi lado y me besó desenfrenadamente mientras sus manos bajaban mi pantalón, le ayude a bajarlo al igual que mi ropa interior, y le quité la parte de arriba de su pijama, la besé y lamí el abdomen desnudo olvidándome completamente de donde estábamos. Ella terminó de desnudarme y me besó los pechos en tanto yo bajaba su pantalón y su bóxer, antes de quitárselo por completo sacó un condón y se lo puso entrando en mí con urgencia.

Me besó para ahogar mi gemido y se movía con rapidez en tanto yo la rodeaba con mis piernas aprisionándola. Se separó de mis labios y nuestras narices se rozaban, nos mirábamos a los ojos mientras ella seguía moviéndose en mi interior, nuestros gemidos se mezclaban y ambas sonreíamos sumergidas en el enorme placer que estábamos sintiendo, no existía nada más en ese momento, sólo ella, yo y el fuego de la pasión. Sentí como llegaba al orgasmo y ella me besó para callar el grito que emitiría, hizo los últimos movimientos y alcanzó el éxtasis total sin dejar de besarme. Nos abrazamos y sentí su pecho agitado en el mío.

Amber: Nadie te ha hecho vibrar como yo y nadie jamás podrá hacerlo, soy la única que conoce el mapa de tu cuerpo y sabe exactamente qué lugares tocar y cómo hacerlo - dijo mientras me abrazaba y acariciaba mi espalda.

Billie: Lo sé, lo sé y me asusta - acepté avergonzada.

Amber: No tienes nada que temer, Billie - respondió separándose sólo lo necesario para mirarme.

Billie: Esto es una locura, Amber.

Amber: Sí, la más maravillosa que he cometido en toda mi vida.

Puse mis manos en su rostro y la besé delicadamente, ella me correspondió de la misma manera, después de unos minutos nos separamos y comenzamos a vestirnos en silencio. Cuando iba a abrir la puerta ella me jaló de un brazo haciéndome voltear.

Amber: No permitas que te toque, por favor.

Billie: Y tú prométeme que no la tocaras a ella.

Amber: No estamos en la misma habitación, te repito que sólo somos amigas, en cambio, yo no podré dormir sabiendo que compartes la cama con él.

Billie: Sólo será para dormir, lo prometo - le di un ligero beso y salí de ahí.

Crucé lentamente la cocina y la sala sintiéndome en las nubes, jamás me imaginé que esa aventura fugaz de lejos y en verdad me asustaba lo que estaba sintiendo, al menos para mí estaba dejando de ser sólo sexo, mi corazón estaba por quebrantar completamente la tercera regla.

Subí cuidadosamente las escaleras y al llegar al último escalón vi que Pau salía de mi habitación.

Billie: Pau? - exclamé mirándola desconcertada - ¿qué hacías en mi cuarto?

Pau: Ay Billie, me asustaste, es que esa habitación es la que ocupo normalmente y como soy muy sensible para la luz, necesito dormir con antifaz y entré por el, siempre guardo en el cajón de la mesita de noche - aclaró y me lo enseñó - toqué la puerta y como nadie me contestó entré, pensé que Austin y tú habían salido a dar un paseo nocturno - agregó con una sonrisa pícara.

Billie: ¿Austin no está en la recámara? - pregunté sorprendida.

Pau: No, no hay nadie, ¿dónde estabas tú?

Billie: Bajé a la cocina a tomarme una pastilla para el dolor de cabeza.

Pau: Ah vale, buenas noches, que descanses, no, mejor diviértete - dijo de lo más divertida y vi como entraba a la habitación de enfrente.

Entré a la mía y en efecto Austin no estaba en la cama, el pánico volvió a inundarme y mi corazón se aceleró al pensar en la posibilidad de que se hubiera dado cuenta de lo que yo estaba haciendo. Iba a tomar mi móvil para llamarlo cuando vi que salió del baño y al verme parada en mitad de la recámara se asustó y soltó su móvil que cayó sobre la alfombra, de inmediato se agachó para levantarlo.

Austin: cariño, te tardaste una eternidad - dijo nervioso y dejó el aparato sobre la mesa de noche y se sentó en la cama.

Billie: Salí a tomar el aire para ver si me sentía mejor.

Austin: Y funcionó? - preguntó mientras se acostaba dándome la espalda.

Billie: Sí, ya estoy bien.

Austin: Hasta mañana, cariño, que descanses.

Billie: Hasta mañana, Austin.

Me acosté a su lado en la orilla de la cama y apagué la luz, no pude evitar sentirme mal por lo que había hecho con Amber mientras mi novio estaba bajo el mismo techo, pero tampoco pude evitar sentir incertidumbre por la actitud de éste, ¿qué hacía hablando por teléfono en el baño?, si el reloj de la mesa de noche marcaba poco más de la una de la mañana.

Voten⭐

Eres Mi Tentación | Billie EilishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora