Capítulo 4. La culpa de abril. Parte 2.

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Asher.

Durante el camino al hotel solo podía pensar en cómo hacerla mía, en mis fantasías podía tenerla como presumo que debe ser, pero no sé cómo hacerlo. El ascensor sube y la veo nerviosa, trato de no aparentar mi nerviosismo para que esté cómoda. Desde la habitación la ciudad nos observa como una intrusa, la empiezo a besar desbordándome en ella, desbordando mis labios en su piel, en su cuello, sus senos, su abdomen, mis manos juegan a mantener firmes y no temblar de los nervios, trato de ser fuerte para ella, para mí, para nosotros. Es la primera mujer con la que estoy, la ciudad lo sabe por eso nos ve imponente, nuestra danza se vuelve cautelosa, agitada, demencial, incluso mórbida a ratos. La veo poner sus manos sobre mi pecho, la veo desde abajo mientras ella con vaivén gime, su cabello viene a su rostro mientras ve con deseo, sin pedir permiso me hizo entrar, llegar e incluso dejarme dentro suyo.

A la mañana siguiente y despertar, ella, Avery, no está en la habitación. Me preparo para mi vuelo pensando por qué se fue sin despedirse, al tener todo listo y llegar a la puerta para dejar el hotel veo una nota en la puerta, "Lamento irme, mi vuelo me va a dejar. Av."

Toronto, abril, mi casa, mi hija, mi esposo, mi cuarto, mi trabajo. Todo mi mundo es retomado durante abril, todo mi mundo se siente gris, un gris soleado, que confuso me siento. Después de hacernos nuestros. Abril se volvió irreconocible, los días pasaban y el sabor de su piel aún era recordado por mis labios, comencé a fantasear más seguido, incluso en el trabajo su rostro mientras estaba sobre mí me hacía levantarme para darme cariño a escondidas.

Dimitri, ¿Quién diría que a raíz de serle infiel el sexo con él volvería a los inicios? Apenas Ji-a se duerme llevo a mi esposo a hacerlo bajo nuestras sabanas, me encantan sus gemidos, su fuerza, su cuerpo, su él... Por su parte, le ha gustado este nuevo yo, él que le envía fotos atrevidas sin que me importe que esté atendiendo pacientes, él que lo recoge en su trabajo para cogérselo en el auto.

Ji-a, mi hija. Ella es feliz cuando estamos los tres, y desde que mi hermana viene más seguido ambas me hacen sentir un poco de culpa, un poco de "¿por qué hice eso?". Me preocupa que pasaría si Dimitri se entera, estaré igual que mi hermana, cómo afectará a Ji-a, que pensará de mí si lo sabe. No quiero dejar de ser su padre.

Abril se hizo largo, tedioso, odioso, culposo. Mientras los días pasaban todo me recordaba lo que hago con Avery, cómo puede volverse malo para, para Dimitri, para JI-a. Entre tantas emociones nuevas, reencontradas y descubiertas me doy cuenta de que quizá el problema radica en mi vida, aunque es la vida que escogí.

Sé que debo estar agradecido, tengo una hija y un esposo maravilloso. Desde que él llegó a mi vida ha sido quien me ha puesto siempre los pies sobre la tierra, sin él seguiría bebiendo, sin trabajo, sin familia; pero ¿pienso esto por culpa de haberme acostado con ella o por qué no lo amo a él?

Hace dos años y medio.

-Es la última cita que tienes conmigo. – Dice Dimitri, mientras firma unos papeles. -Espero sigas mis indicaciones. -Dice entregándome un documento.

-¿Alcohólicos anónimos? – Pregunto confundido.

-Llevamos meses viéndonos, incluso hemos comenzado una amistad, tengo la confianza para decirte que vayas, además soy tu médico y sé porqué tuviste el accidente. – Dice serio mientras revisa su computador. Ya tienes tu primera cita con el grupo, ve.

Durante esa pensé en si ir o no. Llegó el día conduje hasta llegar al sitio, entré, los nervios me invadían mientras pensaba cómo decirles a unos extraños que soy alcohólico, subo las escaleras para llegar a la reunión cuando lo veo sentado en una silla.

-¿Qué haces aquí? – Pregunto sonrojándome.

-Quería ver si vendrías. – Responde con una sonrisa algo apenado.

Dimitri me esperó hasta que la reunión terminó. Lo llevé a su casa mientras me preguntaba cómo me sentía.

-Ash, me alegra que ya no tengas que ir de nuevo al hospital, pero ya no te veré seguido. – Dice algo triste, me detengo frente a su casa.

-Me gustas. Lo de la otra noche después de tu cumpleaños, yo... quiero estar contigo. – Dice.

Así empezamos a salir.

Mayo llegó, y durante Avery y yo no nos mensajeamos, cuando pensaba en hacerlo me sentía mal por Dimitri y Ji-a, así que decidí esperar a mayo.

Y llegó el día, mayo, Nueva York, L'opportunite, entro, saludo a la mesera pidiéndole un chocolate, pregunto su nombre cuando volteo a ver a la calle, y ahí esta ella, hermosa como siempre hablando con otra mujer.

Las trece veces que te viDonde viven las historias. Descúbrelo ahora