Capítulo 10

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¿Habían conocido a alguien más tonta que yo? Conozco un chico, me gusta, guapo, y no le pido el número y mucho menos le doy el mío, el vernos después no se cumplió, no lo volví a ver, y ya era domingo teníamos que regresar

De camino a casa no podía dejar de pensar en Stiven, tan lindo, tan, comible, no de una manera sádica no, osea, está bueno el condenado, no aparentaba más de 30 años y vaya cosas, perfecto para mí aunque apenas tuviera 16

Llegamos en muy poco tiempo, yo me tire a dormir, ignore el trabajo, las llamadas pendientes desde diferentes lugares del mundo, amo mimir y eso no va a cambiar, jamás, aunque ya no lo necesite tanto, de vez en cuando es rico

Realmente había quedado traumada con todo lo que había pasado, constantemente tenia pesadillas, y si ese hombre volvía?? No tendría oportunidad de hacerme nada, pero el miedo aún me congela

Cuando era pequeña recuerdo verme jugando con todos ellos y soñar con una mujer muy hermosa, pero no recuerdo más, hoy en día el hecho de recordar se ha vuelto tan doloroso, mi madre y mi hermano deben de estar igual, y yo tengo que estar bien por ellos

Baje a cenar, allá estaban mi mamá y mi hermano riéndose, Lucifer ya no estaba, según me dijeron se fue apenas llegamos, el diablo no puede escapar tanto tiempo de su infierno, eso había dicho el antes

Termine de cenar, me despedí de ellos y me fui al despacho, en toda la noche no me dió sueño, no iba a obligarme a dormir así que decidí trabajar un poco, me gustaba trabajar más en la noche, la paz era increíble, me dedique aprender un nuevo idioma, en estos días había logrado aprender con éxito japones, francés, italiano y inglés, ¿Sorprendente no? Mi capacidad cerebral había aumentado a medida que pasaban los días, ahora me concentro en el griego, lo aprendí bien, solo necesitaba unas cuentas horas y lo aprendía todo, o lo que yo quisiera.

Al otro día a las 5am ya estaba lista, la entrada era a las 6, mi hermano estaba desayunando, yo solo quise un café, sin eso, se me amarga el día, mi gasolina es el café, sin café no hay vida, no hay trabajo, no hay buen humor, soy adicta, almenos 6 o 8 cafecitos al día, eso no le hace daño a nadie

Un chófer nos llevaba, mi hermano fue el primero en llegar, estaba nervioso, asustado, primer día en un colegio fresa, lo entendía

—¿Y si no me quieren?— pregunta asustado

—no te tiene que querer, no tienes que quererlo, ni tolerarlos, no eres su esclavo, sé tu, no cambies por eso, no olvides tus raíces, solo se tu, así a ellos les moleste

—pero y entonces con quién me haré? Estaré solo?—dice triste

Tenía que pensar bien en que decirle, es tan pequeño que el siempre hecho de estar solo le aterra, aunque después con la edad te das cuenta de que es uno de los mayores placeres de la vida

—en el fondo del salón, en lo excluidos, inadaptados, raros, están las mejores personas, busca quien merezca tu amistad, que te caiga bien y te trate bien, al final, no son raros, simplemente perciben el mundo de una mera diferente, es ser único, tu lo eres, busca comodidad, no encajar,.y ya vete que se me hace tarde—finaliza sobando la cabeza de su hermano

—tienes razón, te quiero hermanita, cuídate— la abraza y sale del auto

—a mi institucion— dice al chófer

Llegamos pronto, no había tenido tiempo de ponerme nerviosa o a sobre pensar el ser la nueva, a diferencia de mi hermano yo entre a un colegio público, no por tacaña, sino más bien por crear una máscara, entre menos me vinculen con el dinero mejor

—¿ya sabes los horarios en los cuales ir por cada uno no? —pregunta al chófer

—si señorita, todo está en orden, estaré aquí por usted a la 1pm y por su hermano a las 11am

—perfecto, ya sabes si alguna cosa me avisas, cuídate—baja del auto sin esperar respuesta del chófer

Entro al colegio lleno de plagas llamados estudiantes, soy muy poco sociable y la gente me estresa, aquí todos parecen cucarachas, en medio del pasillo se encuentran las putas que se creen mejores, más adelante los tipicos fuckboy, en las esquinas los Otakus, en el fondo los ya raritos, todos, podrían ser en un futuro mis compradores de drogas, ante todo negocios

Estaba en mi casillero, iban pasando dos niñas y como buenas chismosas platicaban sobre el profesor de Filosofía, supuestamente muy guapo, me parece una reverenda bobada, de seguro lo atosigaban mucho, en una escuela pública cualquier hombre parece la última Coca-Cola del desierto

Descendientes Del Mal Where stories live. Discover now