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– Pasos para superar tu fobia...–lee Haerin desde su laptop.– Paso número uno: Enfréntate a tu enemigo. –se queda pensando, por varios segundos y echa la laptop a un lado, para luego dirigirse al espejo.– ¡Bien!.... –se mira– a ver pendeja, no te vas a contagiar de alguna infección por un beso. –agacha su cabeza– ¿Eso es todo? –vuelve a su computadora– Segundo paso... –lee la información por encima y toma nota en una hoja de papel de cada paso que lee.
La puerta de su habitación se abre lentamente acompañado del molestoso chirrido, Haerin se da cuenta y deja de escribir para mirar hacia allá.
– ¡Hyein! ¿Qué haces aquí? –le pregunta, ella corre hacia Haerin y salta encima de ésta.
– ¡Hola Hyein! ¿Estás bien? Me alegras que vengas a visitarme. –corrige mientras abraza a Haerin del cuello apretándola un poco.
– ¡Suéltamel ¡Me estás ahorcando! –dice molesta, Hyein hizo caso, pero rodea sus abrazos alrededor de la cintura de su "amiga".
– Cambia esa cara. –le dice y le planta un beso en la mejilla.
–¡Agh! ¿Por qué tanta saliva? –se limpia con la palma de su mano.
– No es saliva, es mi nuevo bálsamo –le da otro beso.– Es de mango, ¿quieres probar? –le coquetea.
– Claro, prestamelo –sube su mano para recibir el frasco, y Hyein la mira con una expresión sería.– Ah, ya entendí –dice una vez que cae en cuenta.– Hubieras notificado que venías, ¿qué tal y mi madre a mi hermana entren a la habitación y nos vean en esta posición?
– Haerin, hemos estado en posiciones incómodas de ver y no te quejas. –bromea y Haerin la empuja suavemente para luego alejarse de ella.
– ¿Por qué el humor? –interroga.– ¿Tanto te molesta que esté aquí? –finge estar ofendida.
– No Hyein, lo siento, esto es nuevo para mí. –explica ella y le sonríe, se acerca a Hyein.– ¿Qué se sentirá? –dice en voz baja.– que yo haga esto... -y deposita un beso en la mejilla de Lee, la peli negra se sorprende.
– Nunca dejas de sorprenderme, Haerin, ahora dame otro –dice y su amiga niega con la cabeza un poco nerviosa.– Tranquila, ya pasó, lo estás haciendo bien. –habla en voz baja.– ¡Ven! Hay algo que quiero mostrarte. –sostiene su mano y ambas salen corriendo de la habitación.
