Capítulo 24

23 3 0
                                    

Después del buen desayuno toca enfrentarse a las actividades diarias y por haber llegado tan tarde no me da tiempo ni bajar correctamente la comida. Me dirijo junto a mis compañeros hacia el extremo más alto de la tirolina que cruza todo el lago del bosque. Delante del grande grupo hay un par de monitores, detrás se encuentra Nathan y Mary para que el grupo no se separe y ningún capista se pierda.

Que Mary y Nathan vayan juntos no me molesta, lo que sí me provoca cierto desacuerdo es que Mary pidiera específicamente ir detrás de los campistas para ganarse el lado de mi monitor. Pero, por suerte, el chico parece pasar olímpicamente de su existencia contestando a sus continuas preguntas con simples monosílabos.

Justo después del desayuno, Nathan ha ido a ver a su padre para poder hablar con él, no he tenido la oportunidad de preguntarle cómo le ha ido, pero por el aspecto que muestra, no tiene muy buena pinta.

—Dormir con Mary ha sido un horror, sus ronquidos son insoportables, se te meten en la cabeza y es imposible coger el sueño.

Entre Mali, Kata y yo estamos comentando como hemos dormido por separado. Melisa nos ha comentado que durante la noche se ha despertado un par de veces preguntándose cómo estaríamos nosotras durmiendo. Y Kata... Kata no ha tenido mucha suerte con su monitora. Me atrevería a decir que yo he tenido mucha suerte y, a pesar de que me desperté a media noche, he sido la que mejor ha dormido.

—No sabéis lo mucho que os he echado de menos—continua Kata—. ¿Cómo ha sido tu noche, Clair, con el buenorro de Nathan?

Me sonrojo ante mis pensamientos y a mis amigas les falta poco para ponerse a chillar. Sus caras muestran felicidad y me demuestran nuevamente que, a pesar de que ellas no han tenido una buena noche, se alegran de que a mí me hayan ido mejor las cosas en ese sentido.

—Nathan me besó—recapacito mis palabras y me corrijo—, más bien, fui yo quien lo besó a él.

Los ojos de mis amigas parece que van a salir de las órbitas, agradezco que no estén armando un escándalo, no he hablado muy fuerte, pero, como llamemos la atención, los de nuestro alrededor se van a interesar por nuestros susurros y es lo último que quiero.

—Pero bueno...—empieza con tono socarrón—, nuestra querida e inocente Clarecita al fin se ha soltado. Menuda nochecita que debes haber pasado, me gustaría haber estado en tu lugar—suspira mi amiga de pelo rizado—¡Quién pudiera!

—¿Y bien?—pregunta mi mejor amiga.

—¿Y bien qué?

—¿Besa bien?—preguntaron ambas a la vez alzando unos decibelios su voz creando que las pocas personas que tenemos más cerca levanten la cabeza.

Cuando vuelven a su mundo les respondo siguiendo con el tono rebajado.

—Creo que es fácil de intuir si aún no me he quejado al respecto.

—Cabrona, sabía que habías dormido bien, pero no me imaginaba que lo hubieses hecho tan bien—responde Kata ante mis palabras.

—Me alegro, Clair—dice mi otra amiga a la vez que la anterior—, me imaginaba que algo había detrás de ese brillo en la mirada y sabía que era algo más que Andrew. Aunque no te dejes llevar demasiado, no conocemos a Nathan demasiado. Bien por ti, pero date con cuidado.

Entiendo a mi amiga porque mi monitor nunca ha parecido muy respetuoso con los demás. Pero ahora que empiezo a conocerlo un poco más en profundidad, lo veo de otra forma. Una persona no puede cambiar por instantes, pero la visión que tenemos de alguien sí.

Yo, a Nathan, lo veía como una persona muy despreocupada, quizás incluso demasiado. Una persona que siempre andaba detrás de su hermano para evitar que se hiciera daño. Y, a pesar de que la segunda característica no ha cambiado, la primera la veo diferente. No creo que sea alguien que solo se preocupa de su bienestar y el de su hermano. Ha mostrado delicadeza y comprensión con respecto a mi persona. Ha demostrado ser alguien respetuoso para evitar herir a nadie que esté involucrado.

Sonrisa irónicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora