-cap. dos

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Desde el día que Gavi había visto a Julieta en esa cafetería después no saber nada sobre ella por casi nueve años, lo dejo más que descolocado.

Tenía muchas ganas de volver a esa cafetería y preguntarle si se acordaba de él, de todos los momentos que habían pasado juntos. También quería preguntarle que fue de su vida cuando tuvo a que volver a Argentina y como es que volvió a España nuevamente.

Su alarma sonó, indicando que ya debía levantarse si no quería llegar tarde al entrenamiento. No había pegado casi un ojo en toda la noche por pensar en Julieta.

Se levantó de su cama y comenzó a prepararse para el día. Al no haber dormido casi nada la noche anterior, sabía que se le venía un día pesado y largo, haciendo que su malhumor comenzara a hacer presencia.

Bajó a la cocina, encontrándose con su mamá preparando el café y unas tostadas. Belén, en cuanto vio a su hijo aparecer por la cocina, sonrió y se acercó a darle un beso en la mejilla.

— ¿Como has dormido, cariño?

— Bien — se encogió de hombros mintiéndole —. ¿Tú?

— Bastante bien — su madre sonrió.

Gavi se sentó en la mesa de la cocina y comenzó a comer su desayuno, debatiendo mentalmente si debía preguntarle a su madre por la familia de Julieta y si sabía que es lo que había pasado con los Mancini.

— Oye, ma — Gavi la llamó haciendo que Belen levantara la vista de su celular —. ¿Tú te acuerdas de los Mancini?

— Pues claro — Belen sonrió, dejando su celular olvidado —. Después de que se tuvieran que volver a Argentina, he hablado un par de veces con Eleonora.

— ¿Y sabes si han vuelto a España o algo?

— No que yo sepa — su madre negó con la cabeza —. ¿Por que, hijo?

— Por nada — Gavi le sonrió forzadamente —. Es que anoche he encontrado una foto en la estamos todos con los Mancini y me preguntaba si has sabido algo de ellos — le mintió.

— Pues, hace mucho que no hablo con Eleonora — su madre se encogió de hombros —. La tengo como amiga en Facebook, podría ver luego que ha sido la vida de ellos.

Gavi solamente sonrió y siguió con su desayuno, hasta que vio que se le hacía tarde —nuevamente—, por lo que rápidamente se levantó de su lugar y fue hacia el baño a cepillarse los dientes y así poder salir hacia Ciudad Deportiva.

— Me voy — le aviso a su madre a la vez que dejaba un beso en la mejilla de ella.

— Adiós, cariño — Belén le sonrió y siguió con lo suyo.

Gavi salió de su casa y se subió a su auto, comenzando a manejar mientras escuchaba un poco de Eladio Carrión, uno de sus cantantes favoritos.

Se detuvo en un semáforo y comenzó a ver hacia los alrededores, notando como la gente pasaba y seguía con su vida cotidiana hasta que una cabellera negra le llamó la atención.

Justo a unos escasos metros de él, pasaba Julieta caminando cargada de bolsas mientras hablaba por teléfono. Ella iba riendo por algo que la persona del otro lado de la línea decía.

Gavi, sin querer, se había quedado embobado mirándola, como si hubiese entrado en un trance. Hasta que un bocinazo lo hizo volver a la realidad, dándose cuenta de que el semáforo había cambiado a verde.

Comenzó a manejar devuelta, tratando de sacarse de la mente a Julieta, aunque pareciera que iba a ser difícil.

Una vez que llegó a su destino, dejó su auto estacionado y corrió hacia el vestuario para cambiarse a la ropa de entrenamiento.

— Hola, Gavi — Fermín lo saludó con una sonrisa —. Que cara que traes, ¿noche activa? — le preguntó con una sonrisa burlona en cuanto noto las pocas ojeras que se le habían formado al palaciego.

— Que va — Gavi negó con la cabeza —. Me quede mirando una serie — pareciera que ese día se había levantado más mentiroso que el anterior, pero no quería decirle que la verdadera razón por la que tenía ojeras era porque se había quedado pensando en su mejor amiga de la infancia.

— Y, ¿estaba buena?

— Un poco — se encogió de hombros —. Era lo único que me había llamado la atención.

Siguieron hablando de cosas triviales hasta que los dos ya estuvieron listos y caminaron hacia el campo de entrenamiento, uniéndose con los demás. Xavi, cuando vio que ya estaban todos, comenzó a explicarles lo que debían hacer.

Gavi se limitó a hacer lo que le habían dicho, pero su mente no paraba de darle vueltas al asunto de Julieta y su intriga por saber que había sido de su vida después de que se fuera de España y como es que había vuelto.

Siguió con el entrenamiento como si nada y, cuando menos lo supo, ya estaba en los vestuarios esperando a que sea su turno para bañarse. Se sentó en el banquillo y miraba su celular un poco para ver si encontraba algo interesante pero no fue así.

Guardó su celular y puso atención a la conversación que estaban teniendo algunos de sus amigos.

— ¿Tu que dices Gavi? — Ferran le pregunto.

— ¿Que? — preguntó confundido —. Perdón, no estaba prestando atención.

— Nos hemos dado cuenta — el valenciano rodó los ojos divertido —. Estábamos diciendo de ir a mi casa y echar unos fifas para pasar el rato, ¿que dices? ¿Te apuntas?

— Me gustaría pero debo acompañar a mi madre hacer unas compras que necesita — se encogió de hombro.

— Bueno, no pasa nada — Ferran hizo un gesto con las manos restándole importancia —. Si terminas temprano, puedes pasarte luego.

— Está bien — Gavi le sonrió mientras agarraba sus cosas para irse hacia las duchas.

Obviamente, y como venía haciendo todo el día, Gavi le mintió a Ferran. No tenía que hacer ningún mandado con su madre, pero fue la primera excusa que se le vino a la cabeza.

El sevillano tenía pensando volver a la cafetería donde Julieta trabajaba. ¿A que exactamente? Ni el sabía con exactitud pero tenía muchas ganas de volver a ver a Julieta cara a cara.

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𝐈𝐍𝐕𝐈𝐒𝐈𝐁𝐋𝐄 𝐒𝐓𝐑𝐈𝐍𝐆 | Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora