Capitulo 7

4K 369 88
                                    

Las horas pasaron increíblemente rápido en la fiesta, el tiempo se me fue hablando en un principio con Amaya, Félix y la hermana menor de Daycare, esta última ya había hablado conmigo por teléfono y ambas moríamos por conocernos en persona, aunque...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las horas pasaron increíblemente rápido en la fiesta, el tiempo se me fue hablando en un principio con Amaya, Félix y la hermana menor de Daycare, esta última ya había hablado conmigo por teléfono y ambas moríamos por conocernos en persona, aunque jamás pensé que fuera mayor que yo, creía que teníamos la misma edad; un rato después llegó Devora pidiendo literalmente auxilio con el pequeño Bastián, el angelito se removía en sus brazos, al parecer no le gustó despertar y no encontrarse con su madre, ninguno quiso tomarlo y consolarlo así que gustosa lo agarré yo, siempre me han gustado los bebés entonces por ese lado no había absolutamente ningún problema.

La morena me miraba mucho en todo el tiempo que duré con Bastián en mis brazos, meciéndolo y de vez en cuando acariciando sus mejillas regordetas, haciéndolo reír, ni siquiera había notado el pequeño detalle de que estábamos solo nosotras dos en la mesa, bueno contando al bebé éramos tres, Devora no dijo nada, supongo que después de la cachetada que le di aprendió a ser precavida desde ahora, la verdad me arrepentí un poco de haberla golpeado así, pero me ofendió ese acto luego de todo lo que había pasado, incluso Laila y Carlos se sorprendieron cuando les conté sobre eso, pero luego, casi a los pocos segundos Laila se partió de la risa, hasta me reclamó por no grabar ese momento ¿Cómo iba a grabar eso? Solo en su cabeza se le ocurren esas cosas, hasta mamá se divirtió con eso, aunque claro, apareció en mi cuarto cuando papá salió a comprar algunas cosas y, francamente me resultaba muy liberador hablar con ella sobre esto, sentía que al contarle sobre esas cosas en particular aligeraba un poco el peso que sentía al guardarle ese secreto a mi papá.

Devora me escribió esa noche y volvió a decirme lo hermosa que estaba, me sentí tan boba cuando las miradas de mi primo y de laila cayeron sobre mí, las mejillas se me calentaron y una risa nerviosa salió sin poder evitarlo, mamá pidió que le narraran lo que pasaba y la pelirroja no tardó en abrir la boca, contándole con lujo de detalles lo que pasaba, incluso mis gestos se los describió y yo no hallaba en donde meter la cabeza aún si mi madre no podía verme. La noche llegó a su fin y a su vez el fin de semana que se sintió tan corto para mí, hoy ayudaría a mi primo a buscar un empleo, caminariamos por la ciudad y buscariamos posibles trabajos para ambos.

— ¿Isabella, podemos parar un rato?— Carlos preguntó luego de caminar un buen rato, lo admito, hasta yo estaba cansada, pero hasta ahora no habíamos conseguido nada.

— Creo que eso es lo más sensato que has dicho— dije, sentándome en una banca cercana, estábamos frente a un parque después de todo, sería bueno descansar en la sombra unos minutos.

— ¿Y... por qué terminaron ustedes dos? Claro, si se puede saber— aclaró casi al instante.

— Pues...— empecé, lanzando un pequeño suspiro que llegó acompañado de una sonrisa algo decaida— Devora no resultó ser lo que yo pensaba, nunca... nunca fue completamente sincera conmigo y creo que eso fue una de las cosas por las que nuestra relación terminó, yo, no lo sé, supongo que nunca se sintió cómoda con la idea de decirme quien era realmente.

Mi más anhelada tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora